Recientemente, se ha conocido que la mutilación genital femenina en Kenia se ha aumentado de nivel dentro del país, afectando a miles de niñas humildes.
En 2011, esta práctica de prohibió por parte del entonces presidente Uhuru Kenyatta, queriendo que ésta estuviera completamente erradicada para 2022; fue la pandemia por Covid-19 que los niveles de esta práctica aumentaron drásticamente afectando la salud de miles de niñas.
La práctica, la cual se hace a la mayoría de las mujeres y niñas dentro de la región hace que ya no puedan tener una vida sexual normal o a veces hasta quedar infértiles, muchas de ellas terminan casadas con sus captores y perseguidores; tal acto es considerado como violencia femenina.
Cada año, las femeninas son “cortadas” en grupo a cambio de regalos caros o suministro de objetos importantes y de necesidad como un colchón, ropa o zapatos; lo que supone una especie de chantaje que en algunos casos termina haciendo efecto en la mente de las jóvenes más humildes de las aldeas.
Unicef y Orchid Project revelaron que 4.1 millones de niñas sufren de esta condición y 12 millones de ellas ya están casadas antes de los 18 años; la OMS la ha catalogado como “una práctica no recomendada”.
Esta consiste en la eliminación del clítoris y la carne de los labios vaginales de las niñas o mujeres para suprimir el placer sexual alegando razones religiosas o culturales, los cuales terminan sin un motivo o cura médica; se esperaba que para 2030 hubiera sido eliminada pero con el impacto tan negativo que la pandemia ha tenido en el área económica, ésta ha vuelto a surgir alarmantemente.
Organizaciones que buscan brindar un mejor futuro para la generación joven del país y atención a la población femenina explican que la pandemia y el cierre de escuelas hizo más grave la vulnerabilidad de las niñas dentro de sus hogares.
Dicha práctica dentro de algunas aldeas es un requisito obligatorio antes del matrimonio y en otras también es un rito, es por ello que la escuela representa un lugar de protección para ellas al ser considerado como una alternativa a estas costumbres.
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La crisis económica ha hecho que las familias piensen en casar a sus hijas porque de ello reciben un pago, como algunas cantidades de ganado, y posesiones rurales características de la región; “No tienen qué comer, pero viene alguien y les ofrece dinero a cambio de sus hijas”, dijo Christine Ghati Alfons, activista por la educación de niñas en Kenia.
Actualmente, distintos activistas están uniendo fuerzas para erradicar el fenómeno y así poder proteger a las niñas y a futuras generaciones.
A consecuencia de la pandemia, una ola de mutilación genital femenina afecta a las niñas en Kenia https://t.co/TXwDNNHgpI
— infobae (@infobae) January 7, 2021
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Fuente: Biblia Todo