Todos los ojos puestos en Rafah: el dilema de Israel

Netanyahu se enfrenta a una decisión difícil: lanzar una ofensiva a gran escala en el sur de Gaza, ocuparse de un millón de desplazados para lograr una «victoria total» o mantener vínculos con aliados clave y normalizar las relaciones con Arabia Saudita; no hay opciones fáciles

Por Yoav Zitun

Esta orden se produjo a pesar de que Rafah estaba abrumada por más de un millón de palestinos desplazados que habían buscado refugio allí en medio de la guerra en curso. Si bien la comunidad internacional, incluidas las Naciones Unidas y los EE.UU., expresaron preocupación por esta directiva, las FDI parecieron impasibles, ya que habían sido informadas y preparadas con planes de entrada a la ciudad tres semanas antes del anuncio.

En los meses siguientes, Netanyahu continuó señalando la inminente operación, sugiriendo que era una medida necesaria en el camino hacia lograr la «victoria total» sobre Hamás. Sus declaraciones se hicieron más frecuentes y cada una de ellas insinuaba que el inicio de la operación estaba a la vuelta de la esquina. Ahora, tres meses después de su anuncio inicial, la fase de amenaza ha llegado a su fin y el momento de la verdad se acerca rápidamente.

Los funcionarios israelíes evalúan que en las próximas horas o días se tomará una decisión que determinará la conclusión de la campaña en la Franja de Gaza: o un acuerdo de rehenes con Hamás o una incursión de las FDI en Rafah.

Mientras tanto, las FDI intensificaron sus ataques alrededor de la ciudad y se avistaron vehículos blindados israelíes no muy lejos de ella, lo que sugiere que la resolución de este prolongado enfrentamiento podría estar más cerca que nunca.

Orígenes

Ubicada en el extremo sur de la Franja de Gaza, Rafah cuenta con una rica historia que se remonta al siglo XV a.C. Históricamente, fue una parada crucial en el «Camino del Mar», facilitando el paso de ejércitos, comerciantes y viajeros que se dirigían al norte o al este desde Egipto.

Rafah cayó en manos israelíes durante la Guerra de los Seis Días y estuvo bajo administración israelí hasta su retirada parcial de la península del Sinaí. Después de esto, la ciudad se dividió: la sección norte, que abarcaba 64 kilómetros cuadrados, permaneció bajo control israelí, mientras que el segmento sur fue transferido al gobierno egipcio.

Consideraciones estratégicas

Cuando el acuerdo de paz entre Israel y Egipto partió a Rafah, no sólo dividió a la ciudad sino que también fracturó a familias e interrumpió los vínculos comerciales, personales y otros vínculos esenciales establecidos. Formalmente, el cruce fronterizo de Rafah se estableció para ayudar a mantener estas conexiones.

De manera informal, una intrincada red de túneles se convirtió en el salvavidas, inicialmente utilizada para el contrabando y otras necesidades civiles, pero eventualmente explotada para actividades terroristas como el tráfico de armas y la facilitación de movimientos terroristas dentro y fuera del enclave palestino.

Rafah está estratégicamente situada en el centro del Corredor Filadelfia, un tramo crítico de 14 kilómetros a lo largo de la frontera entre Israel y Egipto, que se extiende desde el Mar Mediterráneo hacia el este. Este corredor sirve como conducto crucial para los grupos terroristas que operan en la Franja de Gaza, permitiendo no sólo el contrabando de armas sino también el movimiento de bienes que financian sus operaciones y ayudan a afirmar su dominio sobre la población local.

En Israel prevalece la creencia de que, al ganar control sobre este corredor o neutralizarlo efectivamente (tal vez usando una barrera subterránea), la región podría aislar la Franja de Gaza y cortar las conexiones de Hamás con la Península del Sinaí.

Desplazando a más de un millón de personas

Al 7 de octubre, Rafah albergaba a aproximadamente 250.000 residentes. Sin embargo, durante el punto álgido de la guerra, la ONU informó que la población aumentó a alrededor de 1,3 millones. Este dramático aumento se debió en gran medida al desplazamiento de personas de las partes norte y central del territorio, que se vieron obligadas a reubicarse tras intensos combates y órdenes de evacuación de las FDI.

A principios de abril, tras la retirada de las FDI de Khan Younis, decenas de miles de palestinos desplazados comenzaron a migrar hacia el norte desde Rafah, aunque se desconocen las cifras reales.
Los desplazados han encontrado refugio en varios alojamientos en Rafah; algunos están alojados en apartamentos o con familiares, pero la gran mayoría ha recurrido a vivir en tiendas de campaña improvisadas instaladas en parques, estadios y plazas públicas. Las zonas occidental y central de la ciudad están notablemente más congestionadas, mientras que las partes orientales, más cercanas a la frontera israelí, están menos pobladas.

Las implicaciones humanitarias de cualquier posible acción militar en Rafah son profundas. Los enfrentamientos con Hamas y la Jihad Islámica Palestina, profundamente arraigados en los estrechos callejones y túneles subterráneos de la ciudad, plantean graves riesgos no sólo para los combatientes sino también para los cientos de miles de civiles que se encuentran en las proximidades.

Estos enfrentamientos podrían provocar importantes víctimas civiles, lo que suscitaría duras críticas de la comunidad internacional. Incluso si la estrategia israelí supone un período de dos a tres semanas para evacuar a la mayoría de los residentes a una zona humanitaria designada entre Al-Mawasi y Khan Younis, la viabilidad de llevar a cabo operaciones militares inmediatas dentro de la ciudad sigue siendo incierta.

Los líderes mundiales han expresado su preocupación por la situación en Rafah. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha instado a todas las partes interesadas a trabajar para prevenir cualquier ataque a la ciudad. De manera similar, el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha destacado el potencial de un desastre humanitario si se produjera un ataque a gran escala.

El portavoz árabe de las FDI anunció recientemente una expansión de las zonas humanitarias dentro de la Franja de Gaza, enfatizando los esfuerzos en curso para abordar las necesidades humanitarias en medio de la guerra, afirmando que la batalla es contra Hamás, no contra la población de Gaza en su conjunto.

Posibles escenarios en el futuro

Los mediadores podrían negociar con éxito un acuerdo entre Israel y Hamás en un futuro próximo, lo que podría conducir a la liberación de todos los rehenes israelíes. Este acuerdo también podría permitir la liberación de un número significativo de prisioneros palestinos, el establecimiento de un alto el fuego a largo plazo y el regreso de los habitantes de Gaza desplazados a las zonas septentrionales del territorio.

Además, podría implicar una reducción de la presencia militar en varios puntos donde actualmente se concentran las fuerzas de las FDI. Si este acuerdo se materializa, los planes para una operación militar en Rafah probablemente quedarían archivados en el futuro previsible.

Este posible acuerdo se alinea con los recientes esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos y podría allanar el camino para acuerdos de normalización con Arabia Saudita, reforzando una alianza regional contra Irán y sus representantes regionales. Un aspecto importante del acuerdo podría implicar empoderar a la Autoridad Palestina para que asuma un papel más destacado en Gaza, reemplazando potencialmente el gobierno de Hamás. Este cambio cancelaría efectivamente cualquier acción militar planificada en Rafah como parte de una estrategia más amplia para estabilizar la región.

Sigue existiendo la posibilidad de que Hamás rechace los términos del acuerdo. Tal negativa colocaría a Israel en una posición precaria, sin el regreso de sus rehenes y sin apoyo internacional para un ataque militar en Rafah. Sin embargo, Israel todavía podría sentirse obligado a intervenir militarmente para desmantelar la infraestructura local de Hamás e interrumpir las operaciones de contrabando de armas desde el Sinaí, lo que pone de relieve la compleja dinámica en juego en estas negociaciones.

Las FDI planean una entrada gradual

Aparentemente alejadas de las maniobras diplomáticas, las FDI llevan meses preparándose metódicamente para una incursión en Rafah. El jefe de gabinete, Herzi Halevy, ha dado luz verde a todos los planes operativos tanto para la ciudad como para sus localidades centrales. El despliegue ya ha comenzado con algunos tanques de las FDI estratégicamente ubicados en las regiones fronterizas del sur, listos para la acción.

Está previsto que la operación se desarrolle en fases, sincronizadas con la evacuación de la población local, lo que permitirá que las fuerzas avancen hacia las zonas a medida que se vayan despejando. Este enfoque por etapas también mantiene la flexibilidad, dejando espacio para pausar las operaciones en caso de que las negociaciones o un acuerdo se vuelvan viables.

Experiencias recientes han agudizado la conciencia dentro de Israel de que las operaciones terrestres podrían poner en peligro a los rehenes que se cree están retenidos en Rafah, utilizados como escudos humanos por altos funcionarios de Hamás. A pesar de posibles acuerdos futuros, se anticipa que Yahya Sinwar podría retener a algunos rehenes, probablemente soldados, como salvavidas para asegurar su existencia continua y la de Hamás.

Haciéndose eco de Bibi

Netanyahu no es la única voz en los pasillos del poder de Israel que presiona para una ofensiva militar en Rafah. Sus aliados de la coalición, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, junto con los incondicionales de derecha Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, han expresado su opinión e insisten en la necesidad de esta operación. Este último dúo ha llegado incluso a amenazar con derrocar al gobierno si la operación fracasa o no se lanza.

En contraste con esta postura dura, un tono más mesurado resuena en el ala moderada del gabinete de guerra. Benny Gantz, que anteriormente había coincidido en la necesidad de actuar en Rafah, ha cambiado su postura en medio de rumores sobre un posible acuerdo con Hamás, afirmando recientemente que recuperar a los cautivos tiene mayor importancia que la operación militar.

Gadi Eizenkot ha sido aún más directo, criticando la presión de Smotrich y Ben-Gvir con una declaración cruda: se niega a participar en un gobierno influido por maniobras políticas más que por necesidades estratégicas. Esta divergencia de opiniones pinta un panorama complejo de un gobierno que lucha con el intrincado equilibrio entre las necesidades inmediatas de seguridad y los compromisos diplomáticos a largo plazo.

El ángulo de Biden

En un artículo reciente, Thomas Friedman del New York Times, que a menudo coincide con la perspectiva del presidente Joe Biden, puso al primer ministro israelí Netanyahu en el centro de atención. Planteó una importante elección entre centrarse en «Rafah o Riad». Esta elección insinúa una estrategia más amplia de Estados Unidos que prefiere la diplomacia con Hamas que conduzca a la normalización con Arabia Saudita a un mayor conflicto.

Estados Unidos ha expresado abiertamente su preocupación por un ataque israelí a Rafah, una zona densamente poblada donde vive una parte importante de los residentes de Gaza. El secretario de Estado, Antony Blinken, en su viaje a Israel, subrayó los riesgos involucrados y la falta de un plan claro de evacuación de civiles. Fue franco al ofrecer alternativas a la acción militar.

En pleno año electoral, la administración Biden tiene cuidado de evitar acciones que puedan alterar bloques de votantes clave, incluidos los musulmanes en estados cruciales. Esta postura cautelosa tiene eco en otras naciones occidentales, que también se oponen a una medida agresiva en Rafah, lo que pone de relieve una preocupación compartida por la escalada de tensiones militares en la zona.

¿Hamás desconfía de las operaciones de las FDI en Rafah?

Recientemente, Hamas ha intensificado sus tácticas psicológicas contra el público israelí al publicar videos angustiosos de los cautivos Hirsh Goldberg-Polin, Keith Siegel y Omri Miran. La intención detrás de estas liberaciones (si impulsar un acuerdo deseado o por temor a una operación de las FDI en Rafah) aún está en debate.

A lo largo de la semana, el grupo ha expresado su opinión sobre las posibles repercusiones de cualquier acción militar en Rafah. El ala militar de Hamas emitió una dura advertencia en hebreo, afirmando: «Israel se hundirá en las arenas de Rafah y en las llamas de sus emboscadas».

Jihad Taha, portavoz del grupo, enfatizó aún más lo que está en juego y señaló: «Cualquier ataque a Rafah tendrá implicaciones importantes en la realidad de los desplazados, la continuación de las negociaciones y bloqueará el camino hacia cualquier acuerdo».

Izzat al-Rishq, miembro del buró político, expresó un mensaje desafiante: «Netanyahu y todos sus seguidores deberían estar avergonzados. No lograrán mediante presiones y maniobras políticas lo que no lograron en combate. Han arrojado toneladas de explosivos». en Gaza y no hemos roto la resistencia. Esto es o una Jihad victoriosa o una muerte como mártires».

La sutil aportación de El-Sisi

Desde el inicio del conflicto, Egipto ha expresado importantes preocupaciones sobre el deterioro de las condiciones humanitarias en Gaza, temiendo una posible oleada de refugiados hacia sus propias fronteras, particularmente desde la ciudad adyacente de Rafah.

El Presidente Abdel Fattah el-Sisi ha estado advirtiendo a Israel sobre cualquier acción militar en Rafah desde febrero, postura de la que se hicieron eco recientemente el Ministro de Asuntos Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, y el Primer Ministro Mostafa Madbouly, quienes destacaron: «Cualquier ataque a Rafah conducirá a un desastre y provocará provocar el desplazamiento de palestinos que buscan un lugar seguro».

Durante el fin de semana reciente, estas preocupaciones se enfatizaron visualmente durante la visita de El-Sisi a la Academia Militar Egipcia, donde apareció en línea un video que mostraba a cadetes estudiando el tanque israelí Merkava. Esto provocó intensas discusiones en los medios de comunicación del mundo árabe sobre si el momento de esta liberación sirvió como una advertencia encubierta a Israel en medio de sus amenazas de entrar en Rafah. El debate se intensificó después de que las imágenes fueran abruptamente eliminadas de las plataformas en línea.

Simultáneamente, el periódico «Asharq Al-Awsat», de propiedad saudí, con sede en Londres, informó que el Jefe de Inteligencia de Egipto, Diaa Rashwan, emitió una advertencia sobre una posible «reocupación» del Corredor de Filadelfia, sugiriendo que tal medida comprometería gravemente las relaciones entre Egipto e Israel.

Fuente: 
Ynet- Traducido por UnidosxIsrael

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