El déficit democrático palestino

La Autoridad Palestina ha retrasado las elecciones locales, previstas para el pasado día 8, hasta comienzos del año próximo. Serán las primeras desde 2012, y también el primer enfrentamiento en las urnas entre Fatah y Hamás desde las elecciones de 2006, que desembocaron en una guerra civil. En este artículo de la Foundation for Defense of Democracies se repasa la historia reciente del conflicto interno palestino.

La última ruptura de Fatah y Hamás debería eliminar cualquier duda sobre una potencial reconciliación entre los dos principales partidos palestinos. Ambas partes ven las elecciones municipales como un juego de suma cero. Abás y su Al Fatah temen que la formación radicada en Gaza, Hamás, gane ayuntamientos en la Margen Occidental, y Hamás teme lo mismo de los candidatos de Fatah en Gaza.

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Fatah, sin duda, tenía la esperanza de que Hamás no participara cuando se anunciaron las elecciones municipales, a comienzos de este año. Sin embargo, Hamás sorprendió al anunciar en julio que presentaría candidatos tanto en la Margen Occidental como en Gaza. Desde ese momento, cada bando comenzó a socavar al otro. Abás dictó un decreto en agosto estableciendo que nueve consejos locales de la Margen eran de mayoría cristiana, un intento aparente de mantener a los islamistas de Hamás fuera de la competición. Hamás respondió acusando a Abás de no actuar democráticamente y protestó por el hecho de que las fuerzas palestinas vinculadas a Fatah estuvieran arrestando a sus miembros en la Margen.

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Las elecciones municipales son hoy un microcosmos de la política palestina. Desde la sangrienta guerra civil de 2007, tanto Fatah como Hamás han mirado cualquier concesión al otro como una debilidad. Los acuerdos de reconciliación, los Gobiernos de unidad y las propuestas de elecciones han fracasado. Mientras los líderes de sus partidos discuten, los palestinos de la Margen y Gaza pasarán otro año sin poder votar.

Con este título firma en el diario español El País una tribuna de opinión Isaac Qerub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España. Qerub insiste en el vínculo indiscutible de Jerusalén con el pueblo judío y advierte de que decisiones como las de la Unesco no propician precisamente la paz entre palestinos e israelíes.

(…) que la organización que se encarga de velar por el Patrimonio Cultural de la Humanidad niegue el carácter judío de Jerusalén es una ofensa contra todos los judíos del mundo, que siempre hemos llevado a Jerusalén en nuestros corazones, como indicó el eminente historiador Martin Gilbert: “Jerusalén es el centro espiritual y físico de la historia de los judíos como pueblo”. Desde hace dos mil años rezamos diariamente mirando a Jerusalén, y en todas las bodas recitamos el salmo 137: “Si te olvidare oh Jerusalén…” Negar dicha relación es tan absurdo como negar la conexión de los musulmanes con la Meca o la conexión de los cristianos con el Santo Sepulcro.

El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco se reúne los próximos días 24 y 26 de octubre en Estambul y en el orden del día viene reflejado votar nuevamente una resolución en los mismos términos sobre Jerusalén. España no forma parte del Comité, es cierto, pero como miembro de la Unesco debería alzar su voz contra estas iniciativas que no sólo son falsarias y representan una afrenta contra todos los judíos del mundo, sino también alejan todo atisbo de entendimiento y paz.

El analista turco Serkan Demirtas llama la atención en este artículo para Hurriyet sobre un ambicioso proyecto energético que tiene como objetivo llevar gas natural israelí hasta Europa.

El proyecto consiste en la construcción de una conducción de gas natural desde Israel para suministrar gas natural a Turquía y Europa, (…) Israel ve a Turquía como una seria opción para distribuir su gas –extraído de los yacimientos marítimos ‘Leviatán’ y ‘Tamar’ (…)–, pero las negociaciones seguramente serán difíciles.

Igual importancia tiene el hecho de que las mayores reservas de gas hayan sido también descubiertas frente a las costas de Chipre. A pesar de los desacuerdos entre Turquía y el Chipre griego en torno a las demarcaciones de sus zonas marítimas exclusivas (…), muchos creen que la posibilidad de comercializar esas reservas en Europa vía Turquía sería un punto de inflexión en los esfuerzos para resolver la cuestión chipriota, de décadas de antigüedad.

Un proyecto tan enorme podría dar lugar a un nuevo triángulo estratégico en el Mediterráneo Oriental, no sólo en términos de rentabilidad económica sino de cooperación, entre Turquía, Israel y Chipre, en un momento en el que toda la región necesita una acción que que pueda traer estabilidad.

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Fuente: El Medio

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