En medio de la decisión de huir a Corea del Sur, la familia de Young-Ae cruzó el río desde Corea del Norte a China, enfrentando desafíos y buscando una nueva vida. Ella comparte su viaje y su sorprendente descubrimiento de fe.
Entonces, cuando decidieron cruzar el río, la noche estaba iluminada por una luna llena. Observaron puestos de guardia a lo largo de la orilla. La tensión era palpable, pero Young-Ae, sin conocer a Dios, comenzó a clamar pidiendo ayuda divina.
“Si existes, Poder Supremo en los Cielos, ¡sálvame!” dijo, según God Reports.
En respuesta, nubes oscuras cubrieron la luna, proporcionando la oscuridad necesaria para la travesía. Después de un paso seguro, las nubes se disiparon, revelando la luna brillante. Una vez en la montaña, se perdieron y enfrentaron el hambre, pero ocurrió otra intervención sorprendente. Desesperada, Young-Ae volvió a orar.
Esta vez apareció un pastor local, ofreciendo refugio, comida y contacto con otros refugiados. Fue en este refugio donde recibió una Biblia y comenzó a aprender acerca de Dios.
“Cuando escuché acerca de Dios con más detalle, no pude aceptar todas esas historias. Entonces me pregunté por qué nos ayudó. De repente comencé a creer lo que decían, ya que era imposible que los ocho cruzáramos el río y sobreviviéramos. Entonces pregunté: ‘¿Quién diablos nos alimentaría y protegería tan bien?’ Sentí que Dios estaba vivo y actuando”, dice.
Así, al llegar a Corea del Sur, Young-Ae conoció a un misionero surcoreano, estudió la Biblia durante tres meses y tuvo un encuentro transformador con la fe cristiana. Hoy la gratitud llena su corazón, dando gracias a Dios en todo momento y queriendo compartir el evangelio con su familia en Corea del Norte.
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