Primero, la paz entre los palestinos

Donald Trump ha confiado a su yerno, Jared Kushner, la tarea de tratar de fraguar un acuerdo de paz en Oriente Medio. Jonathan Schanzer, de la Foundation for Defense of Democracies, cree sin embargo que, antes de abordar empresas mayores, es imprescindible que los propios palestinos lleguen a un entendimiento, cosa que está muy lejos de producirse.

En lugar de abordar la división geopolítica que deja a todo líder palestino incapaz de firmar un acuerdo de paz con Israel, la Administración Obama insistió en que los asentamientos eran el obstáculo primordial para la paz. Mientras llegan un tiempo y un lugar para abordar este problema, situar el foco en los asentamientos ha puesto a los bueyes por delante del carro. Cualquier esfuerzo diplomático para poner fin al conflicto entre palestinos e israelíes que incluya la Margen Occidental, la Franja de Gaza e Israel tiene primero que solucionar el conflicto interno palestino. A partir de ahí, puede haber una negociación bilateral entre dos líderes –uno palestino y otro israelí– que representen legítimamente a sus respectivos pueblos.

(…)

Si Trump pretende dar un paso audaz en sus primeros cien días, debería designar un Enviado Especial para la Resolución del Conflicto Palestino. Al hacerlo, su mensaje sería claro: EEUU está comprometido con la diplomacia entre palestinos e israelíes, lo que depende de una solución a la larga disputa interna entre palestinos.

La reforma constitucional que convertiría al Estado turco en un régimen presidencialista sin apenas contrapesos se va a someter a referéndum el próximo mes de abril. La mayoría de los analistas sugieren que el buen juicio y el apego a la democracia de los turcos impedirá validar este profundo cambio de tendencias autoritarias; sin embargo, el analista turco Yusuf Kanli no las tiene todas consigo.

¿Aprobará la nación el paquete de enmiendas constitucionales en el referéndum de abril? Algunos siguen conservando el optimismo de que la democracia y el sentido común prevalecerán y al final los turcos votarán por la defensa de un sistema democrático y laico, en lugar de convertir al país en una autocracia mesoriental. Yo lo dudo seriamente.

Erdogan lanzó su campaña para el referéndum momentos después de que el Parlamento aprobara el paquete de enmiendas constitucionales el pasado 21 de enero. Él, el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo y su nuevo socio de coalición, el Partido del Movimiento Nacionalista, utilizarán cada oportunidad, organizarán abundantes ceremonias de inauguración de proyectos triviales, (…) utilizarán todos los fondos públicos posibles para convertir el periodo de propaganda del referéndum en una campaña masiva por el ‘sí’. La fecha del referéndum puede que sea una ventaja para la oposición laica y las élites; a diferencia de los meses calurosos del verano, cuando están en sus residencias estivales, la mayoría de ellos irá a las cabinas de votación.

Russell Berman y Charles Hill, de la Hoover Institution, proponen en este artículo algunas líneas maestras para la Administración Trump en relación con la política mesoriental. Entre ellas están las siguientes:

Irán, Rusia y las potencias adversarias de EEUU tienen interés en cooperar estratégicamente unas con otras militar, política y económicamente. China ha comenzado a sondear la región para buscar oportunidades que sirvan a sus intereses. La Guardia Revolucionaria se ha convertido de hecho en una fuerza expedicionaria iraní para invadir espacios estratégicos árabes, contrarrestando muchas décadas de apoyo estadounidense a los Estados árabes. (…) Irán y Rusia siguen estrategias para reducir y eliminar la influencia de EEUU en Oriente Medio. Debido a sus intereses vitales en la región, la estrategia estadounidense debe diseñarse para revertir las ambiciones iraníes y rusas. Esto implica el imperativo de oponerse a las ambiciones (…) iraníes en Líbano, Siria, Irak y Yemen.

Irán es, de hecho, un califato aunque no se haya declarado como tal. Es tanto un Estado legítimamente reconocido en la escena internacional como un enemigo ideológico-religioso del orden mundial establecido, y sigue jugando con éxito en un lado o en otro según convenga a sus intereses en cada asunto concreto. El Gobierno estadounidense no parece ser consciente de este doble juego, o sencillamente lo ha aceptado. Irán no es un sistema político dividido entre moderados y partidarios de la línea dura; es una teocracia revolucionaria que controla y utiliza las funciones diplomáticas y gubernamentales para aparecer ante el engañado mundo exterior como un régimen legítimo. (…)

La estrategia estadounidense debe [también] limitar el poder de Rusia para evitar la conversión del régimen de Asad en un Estado satélite ruso. El Estado sirio debe, por el contrario, poder sobrevivir con sus fronteras formales. Esto requiere un entendimiento negociado sobre la necesidad de que exista una región autónoma, de manera que algunas comunidades distintivas dentro de Siria puedan coexistir en régimen de semi-independencia. Es necesario evitar al caos perpetuo y la guerra que seguiría a la desaparición del Estado sirio. Definitivamente, Asad tendrá que ceder poder a una nueva política constitucional. En lugar de permanecer a un lado, EEUU tiene que desempeñar un papel definido en este proceso.

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Fuente: El Medio

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