La nueva pandemia de coronavirus ha sido un desafío para miles de iglesias en todo el mundo. Esto se debe a que, al parecer, quien intenta mantener una rutina de adoración a Dios de manera comunitaria parece ser víctima de discriminación en comparación con otras actividades sociales.
Un ejemplo de esto proviene de una decisión del gobierno español de restringir a las iglesias, pero de lanzar una marcha feminista programada para el próximo 8 de marzo. Para el obispo de Valladolid, cardenal Dom Ricardo Blázquez, la discriminación religiosa es explícita en el país.
El obispo criticó la semana pasada, explicando cómo la decisión de restringir el número de fieles por templo es completamente irracional, dado que no toma en cuenta la capacidad de cada espacio.
“La gente puede ir a los cines y teatros con un tercio del aforo, pero estábamos limitados a 25 personas [sin importar la capacidad de cada iglesia]”, dijo, según información de Aleteia . “Esto nos parece que tiene muy poco fundamento. Entendemos que existen limitaciones de capacidad. Lo que no entendemos es que nos discriminen por venir a misa ”.
Para hacerse una idea de la discrepancia, la marcha feminista de Madrid podría reunir hasta 500 personas. Fernando Simón, epidemiólogo director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Gobierno de España, llegó a decir que este tipo de manifestaciones son más seguras que el encuentro de fieles, por ejemplo, durante la marcha de Cuaresma.
“No es lo mismo estar debajo de una escalera de Semana Santa cargada por mucha gente y estar en una manifestación de 500 personas donde es posible mantener distancias”, dijo. Sin embargo, su razonamiento también es prejuiciado, porque si se aplicara la misma lógica a los servicios y misas, sería posible permitir que los fieles se reúnan al aire libre en las mismas condiciones, lo que no es el caso.
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