En contra de lo que creen la Casa Blanca y la casta diplomacia internacional, la resolución antiisraelí del pasado viernes reduce las oportunidades para un acuerdo definitivo. El exembajador israelí en EEUU Michael Oren cree que las consecuencias nefastas de esta decisión alcanzan también a los propios palestinos y al resto de Oriente Medio.
La resolución ya ha fortalecido a los que rechazan en Israel la fórmula de los dos Estados y piden la anexión formal de la mayor parte de la Margen Occidental. El razonamiento es el siguiente: “Si la ONU ya nos tacha de criminales por asentarnos simplemente en esos territorios, ¿por qué no deberíamos seguir adelante y anexionarlos?”.
Sin embargo, irónica y trágicamente, la resolución también daña a los palestinos. Desde hace ocho años, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ha rechazado la oferta del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de iniciar conversaciones directas inmediatamente y sin condiciones previas. Pero si América y la ONU ya atacan juntos a Israel, ¿qué incentivos van a tener los palestinos para negociar?
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La resolución también perjudica a Oriente Medio. Un Israel fuerte es virtualmente todo lo que se interpone entre los Estados árabes suníes y el yihadismo radical de Irán y el ISIS. La votación del Consejo de Seguridad reforzará indudablemente a esos radicales y los envalentonará para que sigan atacando no solo al Estado judío, también a sus vecinos árabes.
Orde F. Kittrie, de la Foundation for Defense of Democracias (FDD), cree que la resolución antiisraelí abrirá la puerta a una batalla legal en la Corte Penal Internacional y los tribunales europeos que podría afectar también directamente a los intereses estadounidenses.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) sólo puede condenar a personas, no a Estados. (…) Así, aunque es difícil imaginar que los líderes de Israel sean procesados por, digamos, las acciones agresivas y no autorizadas de un oficial de rango medio de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza, los procesos del TPI a los responsables de la política de asentamientos irán casi con toda seguridad contra el primer ministro israelí. La resolución 2334 hace más probables este tipo de procesos. (…)
Cabe señalar que el TPI está en estos momentos llevando a cabo una “investigación preliminar” de los “crímenes de guerra” de EEUU en Afganistán. (…)
El profesor Eugene Kontorovich ha presentado un análisis detallado de cómo los procesos del TPI contra Israel podrían “sentar un peligroso precedente” contra los esfuerzos estadounidenses de sortear la jurisdicción del tribunal sobre las tropas de EEUU. Kontorovich explicó: “Para que el TPI actúe contra ciudadanos israelíes, tendría que establecer una serie de precedentes y resoluciones que podrían servir para actuar contra EEUU”.
Yoram Schweitzer, del Institute for National Security Studies, explica en este trabajo la verdadera dimensión de la presencia del grupo terrorista chií libanés en Siria. Para Schweitzer, Hezbolá puede considerarse a partir de ahora, más que un grupo terrorista, un verdadero ejército.
Mediante su profunda implicación en la guerra civil siria, Hezbolá ha pasado de ser una fuerza de ‘resistencia’ a una de ocupación, y se ha alineado totalmente con el régimen de Asad, compartiendo su brutalidad contra la población local. (…)
La experiencia [de Hezbolá] en Siria le ha permitido convertirse en una mejor fuerza de combate. Hezbolá ya no es simplemente una organización; es un ejército. (…) En el pasado solía emplear tácticas terroristas y de guerrilla, pero ahora está combatiendo como una fuerza armada con una estructura muy clara. (…)
En lo que respecta a Israel, (…) está observando muy atentamente lo que está ocurriendo en Siria. Está viendo los gastos de Hezbolá, los recursos invertidos, el número de bajas y el hecho de que está inmerso en esa ciénaga, lo que le impide molestar a Israel. [Sin embargo] Hezbolá está ganando más y más experiencia, está siendo entrenado, equipado, y tiene relaciones no sólo con Irán y Siria, que obviamente le garantizarán su total apoyo sin limitaciones, también con Rusia.
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Fuente: El Medio
