En los últimos años, más de 3.000 sirios han cruzado la frontera para recibir atención médica en el odiado Estado judío. Terry Glavin explica aquí cómo funciona el proceso.
Es muy posible que yihadistas con un odio fanático a los judíos y a Israel estén siendo tratados en el Ziv Medical Center de Safed y en el Hospital de la Galilea Occidental de Nahariya, así como en otros centros médicos israelíes. La política es simple: no preguntar. Todo el mundo es tratado de acuerdo con los estándares médicos y los protocolos israelíes (…)
La otra cara de la moneda es que, cuando los sirios son dados de alta (…) y llevados de vuelta a la frontera siria –y todos ellos quieren volver para estar con sus familias o tomar parte de nuevo en la guerra–, se cuidan mucho de revelar el origen israelí de todo lo que lleva el botiquín que se les proporciona. Nada de caracteres hebreos en las medicinas, ni pruebas del origen israelí de nada. La colaboración con la ‘entidad sionista’ invita a los yihadistas a pronunciar una sentencia de muerte, y lo mismo sucede con el régimen de Asad.
Los sirios recogidos por Israel sufren a menudo los tipos más atroces de heridas de guerra –miembros amputados, rostros destrozados, órganos internos colapsados–, y no todos son combatientes. Muchos son niños y muchos sufren también dolencias no relacionadas directamente con las armas o las bombas. La Syrian American Medical Society contó 252 ataques en centros de salud sirios el pasado año, casi todos los cuales fueron perpetrados por las fuerzas de Asad y combatientes rusos.
Ankara destina constantemente dinero para la comunidad musulmana de Jerusalén Este, parte del cual se desvía a actividades contra Israel. Nadav Shragai lo analiza y explica cómo ha de actuar el Estado judío.
Supuestamente, el dinero turco se dona a fines inocuos: actividades comunitarias, ayuda humanitaria, religión islámica y cuidado del patrimonio; pero este modo de operar ostensiblemente inocente fue también un sello distintivo de la rama norte del Movimiento Islámico en sus primeros años, y miren cómo terminó. Fue ilegalizada por muy buenas razones, pero demasiado tarde, después de que hubiera convertido el Monte del Templo en una bomba de relojería, fuente de conflictos constantes.
Turquía está canalizando directamente el dinero al Monte del Templo (…) sin disimular siquiera su principal objetivo: debilitar el estatus de Israel en el mantenimiento de la soberanía sobre Jerusalén y glorificar el islam en la ciudad, especialmente en el Monte (el lugar más sagrado para los judíos y sólo el tercero entre los musulmanes). (…)
Para Israel, una manera inteligente de lidiar con la lluvia de dinero turco sobre Jerusalén es darse cuenta, definitivamente, de que los residentes en Jerusalén Este, que fue anexionado a Israel, tienen derecho a la misma calidad en servicios e infraestructuras que los vecindarios judíos de la capital. Si Israel hiciera el trabajo que está haciendo el dinero turco, Erdogan y su efectivo no serían tan relevantes, y tampoco su idea de restaurar el Imperio Otomano en Jerusalén.
Los contactos políticos y económicos entre India e Israel, que datan ya de un cuarto de siglo, se intensificarán con la anunciada visita a Jerusalén el mes próximo del primer ministro indio Narendra Modi. Lo analiza Debalina Ghoshal en el Jerusalem Post.
Con (…) Narendra Modi como primer ministro, la India ha hecho sorprendentemente más pública su amistad con Israel. La India está potenciando sus relaciones con Oriente Medio, y las que mantiene con Israel son fundamentales. Los dos países mantienen un comercio bilateral de 6.000 millones de dólares, y está sobre la mesa un acuerdo de libre comercio. Sin embargo, lo que realmente marca las relaciones bilaterales es la cooperación en defensa, que está fortaleciéndose cada vez más.
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Para Israel, la India es un gran destino de exportación de defensa, y hay un amplio campo para grandes oportunidades de negocio de ese sector en el mercado indio.
La entrada Israel en Siria: lo que nadie cuenta (empezando por los propios sirios) aparece primero en Revista El Medio.
Fuente: El Medio
