Algunos estados de EE.UU. han publicado sus leyes que regulan la práctica del suicidio asistido . Vermont y Oregón eliminaron el requisito de que la persona que desee la práctica sea específicamente un ciudadano del estado. La decisión fue bautizada como “turismo suicida”.
En Washington y Hawái, los médicos y otros profesionales de la salud ahora pueden recetar una dosis fatal a quienes opten por el suicidio asistido.
La diferencia entre el suicidio asistido y la eutanasia es que el primero consiste en la prescripción por parte de un profesional médico de un fármaco que el propio paciente se administra para quitarse la vida.
En la eutanasia, un médico actúa directamente para quitarle la vida a un paciente, generalmente mediante inyección letal. La eutanasia es ilegal en todos los estados de EE.UU.
Expansión del suicidio asistido
El movimiento del suicidio asistido se ha expandido desde que Oregón se convirtió en el primer estado en legalizar la práctica en 1997. Ahora la práctica también está vigente en California, Colorado, Hawái, Maine, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México, Vermont y Washington, así como en el Distrito de Columbia.
Los líderes pro-vida nuevamente pidieron políticas públicas que honren la dignidad humana en lugar de ayudar a las personas a suicidarse.
“La vida es preciosa desde la concepción hasta la muerte natural”, dijo el vicepresidente y jefe de personal de ERLC, Miles Mullin, a Baptist Press.
“Es una farsa que algunos líderes políticos piensen que facilitar y hacer más accesible el suicidio es una respuesta aceptable al dolor y sufrimiento de sus ciudadanos. Es función del Estado proteger la vida, no fomentar su captura”, continuó.
“Los políticos deben hacer el trabajo duro para encontrar mejores soluciones que respalden la vida”, dijo.
‘Luchemos contra la cultura de la muerte’
Mullin dijo que ERLC “mantendrá esta ética cristiana, trabajará para cultivar una cultura de la vida y se opondrá a una cultura de la muerte que alienta a las personas vulnerables y que sufren a buscar el final de la vida”, dijo Mullin.
“La atención médica y el ministerio cristiano deben ofrecerse a los enfermos terminales y que sufren, no al suicidio asistido”, dijo C. Ben Mitchell, investigador de ERLC y bioético cristiano.
“Moralmente hablando, el suicidio asistido por un médico y la eutanasia son formas de abandono médico o negligencia médica, o ambos”, dijo en comentarios escritos para Baptist Press.
“La medicina humana ‘digno de ese nombre’ requiere que los profesionales médicos, la familia y los miembros de la comunidad brinden la mejor comodidad posible y los cuidados paliativos hasta el final natural de la vida”, continuó.
“Históricamente, los cristianos han estado presentes junto a los moribundos y han sido pioneros en el movimiento hospitalario y de cuidados paliativos. Amar a Dios y amar a tu prójimo requiere compasión, no drogas mortales”, concluyó Mitchell.
Dignidad humana
“No debemos abandonar a los moribundos a los tecnócratas médico-sociales. Nunca ha habido un momento y lugar más importante para que la iglesia sea la iglesia que cuidar a los moribundos”, recordó Mitchell.
Como resultado del tema de la dignidad humana, los enemigos del suicidio asistido han dado una variedad de razones para oponerse a su legalización. Estos incluyen el potencial de abuso, la falta frecuente de brindar asesoramiento a quienes sufren de depresión, informes de cobertura de seguro para prácticas letales en lugar de atención médica y la oposición de los defensores de la discapacidad.
El movimiento provida se enfrenta actualmente a una “batalla creciente” en relación con el suicidio asistido.
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