‘Ally’: así fueron los turbulentos años de la era Obama-Netanyahu

Michael Oren es una figura fascinante. Idealista a tiempo completo, historiador de éxito y buen escritor, representó a Israel como embajador en Washington entre 2009 y 2013. Según cuenta en su crónica de esos años, Ally: My Journey Across the American-Israeli Divide, le pidió a Netanyahu ocupar ese puesto tan importante y Netanyahu aceptó. Por delante, Oren tenía un gran reto: dar contenido y desarrollo a la palabra aliado.

Nacido como Michael Scott Bornstein en New York, Michael Oren emigró a Israel en 1979, después de haber servido en la delegación israelí ante la ONU (y de haber hecho de recadero para Orson Welles). Sirvió en el Ejército israelí, combatió en la guerra de Líbano de 1982 y en la Primera Intifada, y en la Primera Guerra del Golfo actuó como enlace israelí con el Ejército norteamericano. En la operación Plomo Fundido (2008-2009) fue portavoz de las IDF.

Como buen chico de la Costa Este entregado al sionismo, era un candidato ideal para encarar una de las etapas más difíciles en la especial relación entre EEUU e Israel. Fueron los años del discurso de Obama en la Universidad de El Cairo, de las flotillas rumbo a Gaza, de las negociaciones nucleares con Irán y de la ofensiva diplomática contra Israel en todos los foros internacionales.

Oren escribe con una prosa sincera y pulida. Bret Stephens ve aquí “una de las más inteligentes y jugosas memorias diplomáticas” que haya leído jamás. Sentimentalmente dividido –como nos ha pasado a los judíos de la Diáspora que en algún momento de nuestras vidas hemos servido oficialmente al Estado de Israel–, Oren decide dejar atrás su cómoda vida de historiador superventas, arremangarse y meterse de lleno en el fango de la diplomacia para cumplir con su sueño. Dice que fueron los mejores días de su vida, y que cumplió la misión que se impuso cuando, siendo un adolescente, conoció a Isaac Rabin: “Juro que algún día seré embajador de Israel en Washington”.

Con el consejo de su jefe –Bibi– siempre presente, “medios, medios y medios”, Oren entendió rápidamente que una fuerte presencia en la televisión significa poder, y no dejó escapar las oportunidades que se le presentaron. Ha sido el embajador israelí en Washington más mediático, y no fueron pocas las ocasiones en que tuvo que salir a dar cuenta de los numerosos encontronazos que protagonizaron en aquellos años los Gobiernos de Netanyahu y Obama.

Según la narración de Oren, las relaciones se deterioraron pronto, a raíz de que la Administración Obama intentara reiniciar el proceso de paz (“Mediar entre israelíes y palestinos es más difícil que mediar entre demócratas y republicanos”, dirá el mandatario norteamericano) y sobre todo cuando Obama decidió solucionar el problema de las ambiciones nucleares de Irán mediante la negociación con Teherán.

Para Oren, Obama no es antiisraelí, sino un presidente que exigió más a Israel que sus predecesores; un presidente que cargó las tintas en lo relacionado con los asentamientos y que tuvo fuertes encontronazos ideológicos con Netanyahu, que acabaron degenerando en hostilidad evidente. Su política trató también de reconciliar a EEUU con el mundo musulmán y de deshacer las iniciativas neocon en Oriente Medio. A tal fin, la Administración Obama trató de socavar al bipartisano Aipac en beneficio de la progresista J-Street, y amenazó con retirar el apoyo incondicional de EEUU a Israel en las organizaciones internacionales. En las páginas de este libro percibimos el pesar de Oren ante la constante erosión de la relación y la presión que sienten diplomáticos como él bregando con situaciones tan tensas como las que se le presentaron.

Los momentos más críticos en la relación EEUU-Israel de los últimos años, el discurso de Netanyahu ante el Congreso norteamericano en marzo de 2015 y la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU de finales de 2016, tendrían lugar con Oren ya de vuelta en Israel. A pesar de todos los pesares, Obama declaró: “Nuestra alianza es eterna”. Su sucesor en la Casa Blanca, Donald Trump, parece que piensa de la misma manera.

Ally, además de un informe detallado de los altibajos de la relación bilateral EEUU-Israel en los años Obama-Netanyahu, es un relato sobre cómo funcionan las cosas en Washington elaborado por un fan incondicional de House of Cards: el vídeo electoral de Kulanu, formación centrista a la que se adscribió en cuanto dejó la diplomacia, es todo un homenaje a la serie de Netflix…  

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Fuente: El Medio

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