Trump: los palestinos deben ganarse una solución de dos Estados

El presidente Trump provocó el otro día alzamientos de cejas cuando mencionó la posibilidad de una solución de un Estado. El contexto era ambiguo y nadie puede saber con certeza qué mensaje estaba tratando de transmitir. Una posibilidad es que estuviese diciendo a los líderes palestinos que, si quieren una solución de dos Estados, tendrán que hacer algo. Han de sentarse a la mesa de negociaciones con los israelíes y hacer el tipo de sacrificios dolorosos que se requerirá a ambas partes para lograr una resolución pacífica. Dicho más claramente: los palestinos deberán ganarse el derecho a un Estado. Simplemente, no tienen derecho a la estadidad, especialmente cuando sus líderes han perdido tantas oportunidades a lo largo de los años para garantizarse el Estado. Como dijo una vez Aba Eban: “Los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad”.

Empezó ya en la década de 1930, cuando Gran Bretaña creó la Comisión Peel, a la que se encargó que recomendara una solución al conflicto entre los árabes y los judíos en el Mandato Británico de Palestina. Recomendó una solución de dos Estados con un minúsculo Estado judío, no contiguo, junto a un gran Estado árabe. Los líderes judíos aceptaron a regañadientes; los líderes palestinos rechazaron el acuerdo, diciendo que no querían que hubiese ningún Estado judío y que lo que querían era un Estado propio.

En 1947 Naciones Unidas dividió el Mandato en dos zonas: una para el Estado judío y la otra para un Estado árabe. Los judíos declararon la estadidad en 1948; todos los países árabes del entorno se unieron a la población árabe local en sus ataques contra el nuevo Estado de Israel y mataron al 1% de sus ciudadanos, pero Israel sobrevivió.

En 1967, Egipto y Siria estaban planeando atacar y destruir Israel, pero Israel lo previno y logró una victoria decisiva, en la que tomó la Margen Occidental, la Franja de Gaza y el Sinaí. Israel ofreció devolver las áreas capturadas a cambio de la paz, pero los árabes se reunieron con los líderes palestinos en Jartum y declararon sus tres infames noes: no a la paz, no al reconocimiento, no a la negociación.

En 2001-2002 y de nuevo en 2008, Israel hizo generosas ofertas de paz que habrían resultado en el establecimiento de un Estado palestino desmilitarizado, pero no fueron aceptadas. Durante los últimos años, el actual Gobierno israelí ha ofrecido sentarse a negociar una solución de dos Estados sin condiciones prefijadas: ni siquiera el reconocimiento de antemano de Israel como Estado-nación del pueblo judío. Los líderes palestinos se han negado a negociar.

El presidente Trump podría estar diciéndoles que, si quieren un Estado, tendrán que sentarse en la mesa de negociaciones y lograr un pacto. Nadie se lo va a servir en bandeja de plata, como hizo en 2005 el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharón, cuando les entregó la Franja de Gaza, sólo para que se convirtiera en una plataforma para el lanzamiento de misiles y se llenara de túneles terroristas. Israel debe conseguir algo a cambio: en concreto, una paz auténtica y el fin definitivo del conflicto.

La falta de voluntad de los líderes palestinos para negociar me recuerda al chiste judío favorito de mi madre, sobre Sam, un hombre de 79 años que imploraba cada día a Dios que le dejara ganar la lotería de Nueva York antes de cumplir los 80. En la víspera de su 80º cumpleaños, se puso a clamar contra Dios: “¡Durante todos estos años te he rezado cada día pidiéndote ganar la lotería, pero no pudiste concederme algo tan pequeño!”. A lo que Dios respondió: “Sam, tienes que echarme una mano: ¡compra un boleto!”.

Los palestinos no han comprado un boleto. No han negociado de buena fe. No han aceptado generosas ofertas. No han hecho contraofertas realistas. No han ofrecido sacrificios a la altura de los ofrecidos por los israelíes.

Ahora, el presidente Trump les está diciendo que tienen que comprar un boleto. No van a conseguir un Estado yendo a Naciones Unidas, la Unión Europea o el Tribunal Penal Internacional. No van a conseguir un Estado gracias al BDS u otros movimientos antiisraelíes. Sólo conseguirán un Estado si se sientan a negociar de buena fe con los israelíes.

La Administración Obama presionó solamente a la parte israelí, no a los palestinos. Ha llegado la hora –hace mucho que llegó– de que Estados Unidos diga a los palestinos en términos muy claros que deben negociar con Israel si quieren un Estado, y que deben acceder a poner fin al conflicto de manera permanente e inequívoca. De lo contrario, se mantendrá el statu quo, y sólo habrá un Estado, y ese Estado será Israel.

Los palestinos no van a ganar la lotería sin comprar un boleto.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio

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Fuente: El Medio

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