Si los judíos nos trataran como les tratamos a ellos…

Poderoso yo acuso del periodista árabe Fred Marún contra su propio pueblo, que –asegura– tiene en sí mismo a su peor enemigo en el camino hacia el pleno desarrollo.

Cuando veo el odio árabe hacia Israel (…), meneo incrédulo la cabeza. La hipocresía es asombrosa.

Los países árabes –incluidos Egipto y Jordania, que han suscrito acuerdos de paz con Israel– silencian las posiciones proisraelíes y promueven falacias antisemitas como los muy falsos Protocolos de los Sabios de Sión. En el Líbano es un crimen comunicarse con un israelí por la razón que sea.

Si los judíos se comportasen como nosotros, los medios israelíes proscribirían toda crítica a Israel y a su Gobierno y diseminarían mentiras sobre los árabes y los musulmanes.

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Si los árabes queremos crecer como pueblo y no seguir siendo el caso perdido del mundo, deberemos no sólo dejar de demonizar a Israel, sino dar gracias a los judíos por tratarnos mucho mejor de que lo merecen nuestras acciones, y medir nuestros éxitos por nuestros logros, no por la cantidad de mentiras que consigamos colocar.

Muchos árabes lo saben, pero pocos lo admitimos, así que seguimos mintiendo, no sólo al mundo sino a nosotros mismos.

Eyal Zisser, de la Universidad de Tel Aviv, sostiene que la querella diplomática que mantiene enfrentados a Arabia Saudí, Egipto, Emiratos y Baréin, por un lado, y Qatar, por el otro, está aprovechándole a la República Islámica, que no hace sino seguir sacando adelante sus objetivos estratégicos en la región.

El conflicto (…) entre Qatar y sus vecinos está sirviendo para fortalecer a Irán, el principal beneficiario de esta crisis. El conflicto distrae de otros asuntos más importantes, como la guerra en Siria, por ejemplo, donde parece que está próxima una solución que tendrá repercusiones en toda la región, Israel incluido, [si finalmente el país es objeto de] partición e Irán consigue establecer un corredor terrestre desde Teherán hasta Beirut.

(…)

Qatar se ha ganado el boicot de sus vecinos, pero aunque no sería dañino forzar a Qatar a someterse a alguna de sus demandas, prolongar el conflicto no ayuda a la guerra contra el terrorismo, al que Qatar, a lo sumo, ayuda financieramente, o a la lucha contra Teherán. Así pues, esta es una misión para Washington; un primer e imprevisto test para [la política del] presidente Trump en Oriente Medio.

El analista saudí Ahmad al Farraj, colaborador del diario Al Yazirah, arremete en este artículo contra el emirato y su buque insignia en el terreno de la comunicación, el canal de televisión Al Yazira, al que considera una maquinaria al servicio del terrorismo.

Los gobernantes de Qatar creen que pueden engañar y confundir a todo el mundo promoviendo la especie de que Al Yazira es una plataforma para la libertad de expresión. Sin embargo, no tienen en cuenta los más importantes conceptos básicos: la libertad de expresión no tiene nada que ver con la difusión de la sedición, la promoción de discursos de líderes terroristas y el apoyo de las ideas de los terroristas. Incluso en los países de Occidente este tipo de actos son considerados incitación al odio y una violación de la seguridad nacional. Ahora bien, ¿quién va a desperdiciar su tiempo explicándoselo a los gobernantes de Qatar, que persisten en la escalada? Doha es la única parte que resultará lastimada, dado que el tiempo no corre en su favor sino en el de los países que la boicotean.

 

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Fuente: El Medio

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