Musulmanes: tenemos que hablar

La activista musulmana Nadia al Nur llama a sus correligionarios a hacer una profunda introspección para cambiar radicalmente de ideas y actitudes y así poder avanzar; de lo contrario, advierte, están condenados a la autodestrucción.

El Corán dice: “De hecho, Alá no cambiará la condición de un pueblo hasta que ese pueblo haya cambiado por sí mismo” (13:11). El odio que albergamos en nuestros corazones y que se traduce en violencia no ha cambiado la condición de los palestinos con el paso de las décadas. (…) quizá ha llegado la hora de que probemos algo nuevo, de que trabajemos juntos con los israelíes para construir dos Estados florecientes, uno junto al otro, que cooperen en armonía, más allá de nuestras diferencias en la fe.

Musulmanes: necesitamos actuar de consuno. Esto ha ido demasiado lejos. Nuestra incapacidad para admitir el fracaso, el hecho de que hayamos puesto a los palestinos en un pedestal intocable, nuestro problema con el antisemitismo, nuestros conflictos violentos, todo esto nos traerá la destrucción. Es tiempo de asumir la realidad, por complicada que sea, y avanzar.

Rachel Avraham, analista del Center for Near East Policy, escribe en Israel Hayom sobre el caso de Neda Amín, una periodista iraní a la que Turquía pretende mandar de vuelta a la República Islámica pese a su condición de refugiada y a que el hecho de que escriba en un medio israelí, el Times of Israel, podría acarrearle la muerte.

Amín tiene buenas razones para temer el regreso a Irán. La República Islámica es tristemente célebre por su represión contra los periodistas críticos y los activistas por los derechos humanos. Por ejemplo: la fotoperiodista irano-canadiense Zahra Kazemi fue sometida a abusos sexuales, torturada y finalmente asesinada por oficiales iraníes luego de ser arrestada, en 2003. Como disidente que se escribe en una web israelí, Amin puede sufrir un destino similar. Así las cosas, la comunidad internacional tiene la obligación moral de ayudar a Amin a encontrar un nuevo hogar en el que pueda trabajar libremente como periodista sin temer por su vida.

Shaul Shay, del Interdisciplinary Center de Herzlia, aboga por que Egipto, Jordania, Arabia Saudí e Israel trabajen juntos en la lucha contra el terrorismo islámico, una amenaza de primer orden no sólo para ellos sino para toda la región y el mundo entero.

Irán ha identificado los santos lugares islámicos en Arabia Saudí y Jerusalén como centros particularmente sensibles, con el potencial de minar la legitimidad del régimen saudí (…) y provocar choques violentos con Israel (…) Organizaciones salafistas radicales están trabajando en paralelo contra chiíes y regímenes suníes moderados mediante ataques a mezquitas y lugares sagrados con gran carga simbólica, como el que tuvo lugar recientemente en el mausoleo del difunto líder supremo [de Irán] Ruholá Jomeini (…)

Parece que Israel y los Estados moderados suníes, como Egipto, Jordania y Arabia Saudí, están siendo forzados a hacer frente a enemigos comunes (…) Esos países deberían ser sensatos y unir fuerzas con Israel en la batalla contra el islam radical, (…) que amenaza la seguridad de la región, y evitarse fricciones innecesarias a cuenta del Monte del Templo.

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Fuente: El Medio

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