Análisis: Aunque será recibido como un amigo cercano en Washington, el presidente tendrá dificultades para convencer a la administración de moderar su alarma sobre el gobierno de Netanyahu.
El presidente Isaac Herzog (izquierda) y el presidente estadounidense Joe Biden en la Casa Blanca el 26 de octubre de 2022.
Por Shalom Yerushalmi
El presidente Isaac Herzog partirá hacia Washington el lunes por la noche con mucho en juego en la relación entre Estados Unidos e Israel y una tarea desafiante que representa los intereses de Israel frente a la creciente consternación de la Casa Blanca por el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
La administración de Biden utilizará la visita para probar y demostrar que no tiene nada que discutir con el Estado de Israel per se, aunque sigue oponiéndose ferozmente al gobierno de Jerusalén, su composición, su reforma judicial profundamente divisiva y las acciones que lleva a cabo y está tomando Cisjordania alentado por sus elementos extremistas.
Los estadounidenses colmarán de honores a Herzog, ansiosos por demostrar que el jefe de estado israelí, que también es una figura decorativa judía, es bienvenido en Washington, incluso si Netanyahu es persona non grata en la Oficina Oval.
La Casa Blanca dijo en un comunicado la semana pasada que la visita de Herzog “destacará nuestra asociación y amistad perdurables” y que Biden aprovechará la oportunidad cuando se reúnan el martes para “reafirmar el compromiso férreo de Estados Unidos con la seguridad de Israel”. En contraste, Biden dijo la semana pasada que la coalición de Netanyahu tiene algunos “de los miembros más extremos” que ha visto en Israel.
Herzog se reunirá con el presidente estadounidense Joe Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, el secretario de Estado Antony Blinken, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y funcionarios interinstitucionales durante sus dos días en Washington, dijo la Casa Blanca. También dará un discurso en una sesión conjunta del Congreso en honor al 75 aniversario de Israel, antes de viajar a Nueva York para dos días de reuniones allí.
“Estamos hablando con personas de la administración y entendemos el estado de ánimo. No pueden soportar la presencia del [ministro de Finanzas] Bezalel Smotrich y [el ministro de Seguridad Nacional] Itamar Ben Gvir en este gobierno, y ciertamente declaraciones como ‘la aldea [palestina] de Huwara debe ser aniquilada’”, dijo un funcionario diplomático israelí el domingo a The Times of Israel, invocando comentarios rotundamente condenados hechos por Smotrich en marzo, por los cuales luego se disculpó.
“Creen que estos dos están moviendo los hilos de Netanyahu”, agregó el funcionario. “Y luego está la revisión, por la que también están furiosos”.
Herzog, por su parte, se esforzará por promover los intereses de Israel, incluida la transmisión del mensaje de Netanyahu sobre la amenaza iraní y el peligro de llegar a cualquier tipo de acuerdo nuclear con Teherán.
También intentará calmar la consternación de la administración por la reforma judicial y explicar que todavía existe la posibilidad de que las conversaciones de compromiso se reanuden y den frutos bajo la égida de su oficina. Estados Unidos ha dicho que no quiere interferir en los detalles de las propuestas de reforma judicial, aunque ha insistido en que los cambios fundamentales solo se aprueben con un amplio consenso y que las instituciones democráticas de Israel sigan siendo fuertes e independientes.
Convencer a la administración de que aún se puede evitar una reforma unilateral no será una tarea fácil para Herzog. Eclipsando su visita estará el llamado proyecto de ley de “razonabilidad”, que despojaría a la Corte Suprema de uno de sus principales criterios para revisar las políticas y nombramientos gubernamentales y ministeriales. El gobierno ha estado impulsando la legislación a través de la Knesset y está en camino de promulgarla la próxima semana.
La administración estadounidense instó el martes a las autoridades israelíes a «proteger y respetar el derecho de reunión pacífica» en un comunicado emitido cuando la policía se enfrentó a miles de manifestantes en todo el país en manifestaciones contra el avance del proyecto de ley de razonabilidad, la primera legislación destinada a reformar el poder judicial.
Un funcionario diplomático afirmó que el timbre de tales declaraciones no tenía precedentes.
“¿Cuándo ha pedido la administración a un país democrático que no emplee la violencia contra los manifestantes?” preguntó el funcionario. “No recuerdo tales declaraciones ni siquiera contra la represión de manifestaciones en Chile o Nicaragua. En nuestro caso se trata de una injerencia flagrante, un paso previo a acciones concretas”.
El columnista del New York Times, Tom Friedman, escribió un artículo de opinión la semana pasada diciendo que, de hecho, la administración ha comenzado a “reevaluar” sus vínculos con el gobierno de Netanyahu. La Casa Blanca se bastó con responder que no estaba en un reinicio “formal”, dejando abierta la posibilidad de que haya comenzado a revisar la relación de manera no oficial.
“Conocemos bien a los estadounidenses”, reconoció el funcionario diplomático. “Biden da la impresión de que hay una reevaluación de la relación con Israel, y esto se filtra en el sistema… Es difícil”.
Una oportunidad personal
Para Herzog, además de los desafíos, la visita ofrece la oportunidad de restaurar su prestigio en Israel, que se ha erosionado en medio de sus repetidos intentos fallidos de negociar un compromiso sobre la reforma judicial esta primavera.
En los próximos días, en reuniones que serán televisadas, Herzog asumirá el papel, generalmente reservado para Netanyahu, del rostro de Israel ante el mundo. No es una mala posición para alguien que no ve su carrera política terminar en 2028, cuando finaliza su mandato presidencial.
Fuente: TheTimesofIsrael- Traducido por UnidosxIsrael
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