«Los árabes y los musulmanes jamás aceptarán a Israel como el Estado judío»

Mordejai Kedar, distinguido especialista en Oriente Medio, publicó recientemente un artículo en el que decía que Israel jamás conseguirá la aceptación de sus vecinos. Esa conclusión choca frontalmente con el Proyecto Victoria de Israel que promuevo, y que versa precisamente sobre la consecución de esa aceptación. Así pues, el análisis de Kedar precisa una réplica.

Como soporte de su conclusión, Kedar aduce dos razones, una religiosa y la otra nacionalista. “La razón religiosa se enraíza en la concepción que tiene de sí el islam como una religión cuya misión es acabar con el judaísmo y el cristianismo, y heredar todo lo que una vez fue judío o cristiano: sus territorios, lugares de culto, gentes”. Y añade:

Los judíos intentan ahora rezar en el Monte del Templo, lo que sugiere que el judaísmo ha vuelto a ser una religión activa, viva e incluso dinámica. Esto pone la propia razón de ser del islam en entredicho. (…) Los musulmanes fieles a su religión, y conscientes de este peligro, no pueden en modo alguno aceptar la existencia de un Estado judío, ni siquiera uno diminuto en la costa de Tel Aviv.

El motivo nacionalista apunta a que el movimiento nacional palestino “se basa en la negación del derecho del pueblo judío a su tierra y a su Estado”. Así las cosas, lo que busca es erigir “un Estado árabe sobre las ruinas de Israel, no junto a él”.

Combinando ambas razones, Kedar concluye que “los árabes y los musulmanes son incapaces de aceptar Israel como el Estado judío”.

Como reacción –y aquí está la clave–, Kedar dice que Israel debería “decirles en términos inequívocos que Jerusalén pertenece a los judíos, y que van a tener que aprender a vivir con ello”. Extrapolando, podríamos decir que Kedar está aconsejando a Israel que se reafirme como Estado judío ante los árabes y los musulmanes.

Si se analizan detenidamente, el análisis y la recomendación política de Kedar se contradicen: si los árabes y los musulmanes jamás aceptarán a Israel como un Estado judío, ¿por qué llama a Israel a que se mantenga firme y les fuerce a “aprender a vivir con ello”? Si jamás aceptarán esa realidad, ¿cómo se les puede forzar a “aprender a vivir con ello”?

En otras palabras: Kedar no cree en su propio pronóstico sombrío. Si lo hiciera, no haría frente al rechazo árabe y musulmán sino que buscaría maneras de sortearlo. Por ejemplo, alguien verdaderamente convencido de la eterna oposición árabe-musulmana al Estado judío quizá cediera Jerusalén para salvar el resto del país. O renunciaría a toda la empresa sionista y urgiría a los judíos israelíes a trasladarse a Scarsdale.

Que Kedar no adopte ese fatalismo implica que, en el fondo, espera convencer a los enemigos de Israel de que el Estado de Israel es demasiado duro, competente y fuerte como para ser vencido, por lo que deberían renunciar a esa inútil campaña en su contra. Su auténtico mensaje no es el derrotista “Los árabes y los musulmanes jamás aceptarán a Israel como el Estado judío”, sino el optimista “Israel jamás aceptará el rechazo árabe y musulmán”.

Pese a lo que dice, Kedar cree en la Victoria de Israel.

Bienvenido a nuestras filas, Mordejai.

© danielpipes.org
© Versión en español: Revista El Medio

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Fuente: El Medio

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