La muerte de la democracia turca

Soner Cagaptay, reciente biógrafo de Recep Tayyip Erdogan, arremete contra el autoritarismo del presidente islamista de Turquía y no descarta que la tensión permanente en que vive el país euroasiático acabe degenerando en un conflicto civil de vastas proporciones.

Erdogan se ha servido de aquel golpe abortado para consolidar su poder y marginar aun más a sus oponentes. (…) Desde julio de 2016 [es decir, desde la intentona], cuatrocientas personas han sido encarceladas. Menos de un año después, Turquía no puede seguir siendo considerada una democracia.

(…) La polarización política turca se hará crecientemente violenta (…) la crisis podría conducir a Turquía a (…) un peligroso y desgraciado conflicto civil. En este devenir, Erdogan podría ser recordado como el líder que provocó el colapso de la Turquía moderna.

John Bolton, exembajador de Estados Unidos ante la ONU, escribe sobre los desafíos estratégicos que su país tiene y tendrá planteados en Oriente Medio e insta a Washington a que conciba planes de actuación con visión de futuro.

La lentísima campaña contra el Estado Islámico finalmente se aproxima a su conclusión; pero siguen sin estar resueltas cuestiones estratégicas de primera magnitud.

La auténtica cuestión no es táctica, sino la falta de pensamiento estratégico norteamericano a propósito del Oriente Medio post Estado Islámico. Su derrota dejará un vacío que habrá que llenar de alguna manera. (…)

En primer lugar, EEUU debería interrumpir o reducir sustancialmente su apoyo militar al actual Gobierno iraquí. (…) Expandir el control político y militar de Bagdad en áreas tomadas al ISIS no hará más que hacer avanzar el poder de Teherán. Eso no puede ir en el interés de América.

(…)

En segundo lugar, EEUU debería presionar a Egipto, Jordania y las monarquías del Golfo para que desplieguen más tropas y aporten más asistencia material a la lucha contra el ISIS. (…) Aportar aire fresco de los aliados árabes podría recalibrar [las fuerzas sirias de oposición a Asad], lo que resulta especialmente importante si, como debería, EEUU deja de confiar en las fuerzas iraquíes dominadas por Teherán.

Tercero: la Administración Trump debe asumir una posición clara sobre la intervención de Rusia [en Siria]. (…) El nuevo enfoque de la Administración Trump debe orientarse a un claro objetivo: hacer retroceder las ganancias de rusos e iraníes.

(…) La Administración Trump debe recomponer la coalición comandada por EEUU para asegurarse de que sean los intereses americanos, no los rusos o los iraníes, los que predominen una vez el ISIS sea derrotado.

Jalid A. A. Al Jalifa, analista del Bahrain Centre for Strategic, International and Energy Studies (Derasat), escribe en Al Arabiya sobre la crisis diplomática que enfrenta a Arabia Saudí, Emiratos, Egipto y Baréin con Qatar, y cree que es Doha la que tiene más que perder si no se llega pronto a una resolución de la misma.

Qatar está en camino de convertirse en un nodo para el terrorismo regional. Junto al hecho de convertirse en un país marginado, Qatar no parece comprender que los grupos terroristas no son socios de fiar. Los terroristas que Qatar acoge puede que un día se vuelvan en su contra si así lo dictan sus fanáticos fines. Arabia Saudí, Egipto, Baréin y los Emiratos han dejado claras sus demandas. No seguirán tolerando las actividades de Qatar. Qatar tiene que elegir, y pronto.

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Fuente: El Medio

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