La jueza Amy Coney Barrett, de 48 años, tuvo su nombre aprobado por el Senado de los Estados Unidos el lunes para ocupar un asiento en la Corte Suprema. El mismo día, el magistrado asumió el cargo en una ceremonia en la Casa Blanca.
Amy, católica conservadora, fue elegida hace un mes por el presidente Donald Trump para reemplazar a la progresista Ruth Bader Ginsburg, quien falleció en septiembre.
Se esperaba la aprobación porque el Partido Republicano, al igual que el presidente Trump, tiene mayoría en el Senado. Hubo 52 votos a favor y 48 en contra. El resultado refleja la división entre senadores: todos los demócratas votaron a favor de prohibir a Barrett, mientras que en el lado republicano solo un senador se opuso al juez.
Poco después de la confirmación en el Senado, el presidente Trump recibió a Barrett en la Casa Blanca para el evento de inauguración del juez. En un discurso, el republicano agradeció a los senadores republicanos por el proceso que permitió la designación del nuevo magistrado del Tribunal Supremo.
Uno de los pastores estadounidenses más destacados, John Hagee, celebró al nuevo miembro de la Corte: “¡Nuestras oraciones han sido respondidas! Dios nos ha dado un juez justo que traerá la verdad y el honor a nuestra Corte Suprema. La Biblia dice, “cuando los justos tienen autoridad; la gente está feliz”. ¡Es hora de que el pueblo estadounidense se regocije! ¡Gracias Señor!”.
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