La batalla por los Altos del Golán

Los últimos movimientos agresivos de Hezbolá en la frontera norte israelí y la posibilidad de que las milicias chiíes dependientes de Irán que operan en Siria se dirijan también a esa zona suponen para el vicerrector de la Universidad de Tel Aviv, Eyal Zisser, argumentos de peso para que el Estado judío refuerce la vigilancia en el ese territorio.

La presencia rusa en Siria está limitada a unas pocas docenas de aviones de combate, mientras Irán y Hezbolá tienen decenas de miles de combatientes (…) Varios miles de ellos son miembros de la milicia chií Al Nuyaba, cuyos miembros han anunciado en Teherán que, después de alcanzar la victoria en Siria, [lucharán] contra Israel en los Altos del Golán. Los rusos puede que controlen a Asad, pero necesitan a los iraníes para preservar y reimponer su gobierno sobre grandes áreas de Siria.

Dada esta situación, Israel ha concentrado su atención en el frente de los Altos del Golán, que los iraníes y Hezbolá desean convertir en su patio de recreo y utilizarlo indirectamente contra Israel, a través del uso de los hombres de Asad que han alistado y entrenado. (…)

El Jerusalem Post editorializa sobre el escándalo que ha suscitado la presencia de Arabia Saudí en la organización de la ONU dedicada a promover los derechos de las mujeres.

¿Para qué nombra la ONU como defensor de los derechos de las mujeres a Arabia Saudí, un país donde la mujer no puede ni siquiera abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su marido y que obtuvo su derecho al voto y a presentarse a las elecciones municipales tan solo hace dos años? No es una sorpresa. Después de todo, es la misma ONU cuyo Consejo de los Derechos Humanos aplica el punto siete de su agenda, que dicta que las supuestas violaciones de derechos por parte de Israel deben ser planteadas y debatidas todas y cada una de las veces que se reúna el consejo. Un órgano que ha condenado más veces a Israel que al resto de los países del mundo en su conjunto.

La escritora y periodista bareiní Sawsan al Shaer apuesta por una mayor implicación de los países del Golfo en la tarea conjunta, coordinada o no con EEUU, de enfrentarse a la amenaza iraní.

Por supuesto, debilitar a Irán y presionarlo por medio de sanciones puede influir en su apoyo a sus agentes en la región. Este es nuestro nuevo frente, pero puede llevar mucho tiempo ver los resultados, dado que irán tiene otros recursos para financiar a sus colaboradores.

Esos recursos son las sumas de dinero recolectadas por los árabes chiíes, estimado en unos 95.000 millones de dólares. Este dinero está bajo el control de Jamenei. Por consiguiente, la pregunta es: ¿disminuirán de manera efectiva las sanciones económicas la capacidad de los agentes [de Irán] que suponen la peor amenaza contra nosotros (…)?

Lo importante es ser muy claro y decisivo, tengamos o no el apoyo de EEUU. Debemos erradicar el terrorismo del ISIS, los huzis y la movilización popular. Tenemos que ser más claros respecto a la idea de que los países del Consejo de Cooperación del Golfo no seremos tolerantes con los que apoyan a los agentes de Irán, sea cual sea la naturaleza de su trabajo, ya sea político, relacionado con los medios de comunicación o religioso. Esos son los frentes en los que Irán nos combate, y tenemos que dirigir nuestros esfuerzos a enfrentarnos a ellos.

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Fuente: El Medio

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