Seth J. Frantzman reflexiona sobre uno de los asuntos que más está dando que hablar en estos momento, y hace una interesante distinción entre los liderazgos de Bagdadi, Hitler y Ben Laden.
Poco después de que, el martes, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos anunciara que había confirmado la muerte del líder del Estado Islámico, Abubaker al Bagdadi, la coalición liderada por EEUU emitió un comunicado en el que decía que no podía confirmar las informaciones al respecto pero retaba al EI: “Aconsejamos vivamente al ISIS que fije una vigorosa línea de sucesión: la va a necesitar”.
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Quizá el meollo del caso Bagdadi sea que su ocultamiento ha sido clave en el éxito del ISIS. Que no es una organización caudillista.
Sus éxitos en las redes sociales no tienen la impronta de Bagdadi, como no la tienen sus batallas, [a diferencia] de la manera que tenía Hitler de interesarse personalmente por las operaciones en el frente. Las injerencias de Hitler empeoraron la situación de Alemania; el misterio que rodea a Bagdadi y su voluntad de ordenar salvajadas tremendas puede que hayan ayudado al ISIS. A diferencia de Sadam Husein, al que encontraron oculto en un agujero, o de Osama ben Laden, puede que nunca demos con su cuerpo.
En esto la coalición está en lo cierto: en el entorno de Bagdadi, todo el mundo debería temer por sus cabezas, porque su líder [será] un espectro demoniaco, pero ellos siguen siendo de carne y hueso.
El periodista canadiense de origen libanés Fred Marún llama la atención sobre la potencial reanudación de las hostilidades entre Hezbolá e Israel en su país natal, y denuncia la responsabilidad de la comunidad internacional en el empeoramiento de la situación en la frontera israelo-libanesa.
Desde el final de la segunda guerra israelo-libanesa (2006), hay crecientes signos de que está próxima la tercera. The Indepentent ha vaticinado que será “devastadora”. Como todas las guerras árabes contra Israel, su principal motivación es el antisemitismo; pero, a diferencia de la mayoría de ellas, aquí no hay ni sombra de motivaciones no antisemitas. El Líbano no tiene nada que ganar en los planos económico y geoestratégico. Esta guerra resultará en muchas más muertes árabes e israelíes, y en una gran devastación, todo en aras de un antisemitismo que a nadie beneficia.
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El Consejo de Seguridad de Naciones Unidad manifestó en la Resolución 1701: “El camino hacia delante pasa por desarmar y desbandar a Hezbolá y las demás milicias [presentes en el sur del Líbano], así como por el ejercicio de la autoridad [del Estado libanés] sobre todo su territorio”, pero ni la ONU ni el Consejo de Seguridad han hecho nada por reforzar ese rumbo. Al contrario. Desde 2006, la Asamblea General de la ONU ha adoptado numerosas resoluciones contra el Estado judío (20 sólo en 2016), pero ni una sola contra los terroristas libaneses.
Adnan Hussein, presidente del Sindicato Nacional de Periodistas Iraquíes, celebra la liberación de Mosul de manos del Estado Islámico pero advierte de que aún queda mucho por hacer para que su país se vea libre de la amenaza.
El anuncio de la liberación de Mosul nos ha emocionado a todos. No habíamos sido testigos de algo así en décadas. Es el mejor anuncio jamás hecho, dado que informaba de la recuperación de la dignidad para cada iraquí que ama y estima a su país y a su pueblo.
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Nos emociona que Mosul haya sido liberada, pero no debemos olvidar que hay otras ciudades iraquíes que siguen controladas por el ISIS y que cientos de miles de iraquíes siguen viviendo bajo un régimen de opresión.
(…) nuestra alegría será incompleta hasta que no tengamos aquello a lo que aspiramos, un Irak que no se parezca al Irak previo a la liberación de Mosul y previo a su ocupación [por parte del ISIS]. Queremos un Irak donde haya ISIS ni miedo a la emergencia de un nuevo ISIS.
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Fuente: El Medio
