Ex-traficante Se Convierte A Cristo Y Rescata Personas Del Crimen

Júlio en la época en que se entregó a la policía [izquierda] y actualmente, pastor [derecha]. (Foto: Policía Civil / Divulgación y Evandro

El ex líder del tráfico de Simões Filho, en la Región Metropolitana de Salvador, en Bahía, hoy es pastor y rescata a personas de la criminalidad a través del Evangelio.

 

Júlio Bomfim Santana de Jesús, de 36 años, tenía el sueño de ser cantante y trató de financiar su carrera con la venta de drogas. Se convirtió en líder del crimen organizado y se conocía como junior Ghetto.

 

En la periferia de la ciudad, el sueño de Júlio fue sustituido por la sed de poder. “Un traficante patrocinó mi CD y yo llegué a presentarme con varios artistas. Pero no tenía paz para cantar, porque sabía que me estaba involucrando en el mundo equivocado “, dijo a la página web de Correos.

 

En el mercado de la música, Júnior  Gueto decidió profundizar en el tráfico para ganar dinero y pagar a las radios para tocar su música, cantando raps de apología al crimen y sin expectativas en el mercado de la música. “Cuando entré en ese negocio, terminé perdiendo el foco de la música”, recuerda.

 

Júlio intentó preservar valores aprendidos con sus padres y ganó otro apodo – Robin Hood de la Baja de la Fontinha. “El dinero era maldito, pero yo ayudaba a mucha gente. A veces, venía de los asaltos y distribuía dinero. Yo donaba la cesta básica, bombonas de gas. Era una mala persona, pero con un corazón bueno “, cuenta.

El Hermano Júlio, hoy misionero, da su testimonio en iglesias. (Foto: Evandro Veiga / Correo)

Cuando su padre, Julio Torrentino de Jesús, falleció el 18 de julio de 2013, no pudo despedirse por miedo a ser abordado por la policía en el velatorio. En ese día su madre, la costurera Eunice Souza Santana, motivó al hijo a cambiar de vida.

 

“Mi madre llamó a la hora que mi padre murió y dijo: ‘Hijo mío, si continúas en esa vida yo morire también’. Eso rasgó mi corazón y yo pensé: ‘No puedo matar a mi madre de disgusto’ “, recuerda.

 

En una iglesia evangélica en el municipio baiano de Alagoinhas, Júlio se arrepintió de sus errores y decidió entregarse a la policía para tener de vuelta la paz. “Cuando me iba a dormir, lloraba de alegria por la libertad que tenía. Quería poder ver a mis hijos. Quería tener a mi familia de vuelta “, cuenta.

 

Después de dejar la penitenciaria Lemos Brito, donde llegó a pasar 11 meses recluido, Júlio rehizo su historia, se convirtió en pastor en la Iglesia Evangélica Shalom Adonai y pasó a ser conocido como Hermano Júlio. “Hoy no puedo tener riqueza, pero tengo paz. “Sé que estoy salvado”, destaca.

Fuente: Ante el Peligro de Apartarse de Dios

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