El libro antiisraelí ‘State of Terror’, deconstruido

Antes del posmodernismo había hechos; pero las cosas han cambiado, y más que en ninguna otra parte en la historia del conflicto de Israel con sus vecinos.

La última aportación al género la trae el estadounidense Thomas Suarez, violinista y experto en mapas antiguos. El año pasado publicó un libro titulado State of Terror: How Terrorism Created Modern Israel (“Estado del terror: cómo el terrorismo creó el Israel moderno”). Su esfuerzo para reescribir la historia fue hercúleo: siete años de trabajo, cinco de ellos leyendo 430 expedientes de los Archivos Nacionales del Reino Unido, que se tradujeron en 680 notas al pie y 124 entradas en la bibliografía.

Esta diligencia permitió a Suarez encontrar algunas perlas históricas aún no descubiertas ni por los más insignes historiadores de la Academia. Ahí van unos ejemplos: los líderes sionistas se opusieron al Plan Marshall, la Resolución 181 de la ONU fue un “fraude” porque “ningún líder israelí tenía intención alguna de acatar la Partición”, los huérfanos judíos de la Europa de posguerra fueron “secuestrados” por los sionistas; tras la Segunda Guerra Mundial, los líderes sionistas sabotearon los planes para proteger a los judíos desplazados, e Israel destruyó la comunidad judía iraquí.

Increíblemente, este libro fraudulento ha tenido bastante tirón.

Suarez ha dado charlas en el Parlamento británico, en la SOAS (una universidad de Londres) y en cuatro instituciones escocesas. Pronto estará hablando en EEUU (el 18 de septiembre en la Universidad de Massachusetts, el 25 en Columbia y el 26 en Rutgers).

En la solapa del libro, Ilan Pappé, profesor de la Universidad de Exeter, lo califica de “tour de force”, y la baronesa Jenny Tonge dice:

Cualquiera que haya aceptado el relato que hace Israel de su propia historia debería leer este libro y escuchar la verdad.

De modo que decidimos verificar las afirmaciones que contiene

Leímos 26 de los expedientes del Archivo Nacional y ocho de los libros que Suarez utilizó, además de otras informaciones que ignoró. Encontramos numerosas pruebas que fueron interpretadas erróneamente o ignoradas, siempre de una forma denigratoria del sionismo.

Un ejemplo es la afirmación de que los líderes sionistas se oponían al Plan Marshall por temor a que la reconstrucción en Europa pudiese resultar “un obstáculo para el sionismo”. ¿Cuáles son las pruebas de Suarez? Un documento de los archivos que demuestra que un pequeño grupo de sionistas (no identificados), no la corriente mayoritaria de los líderes judíos o la Agencia Judía, tenía esa postura.

Descubrimos que otras acusaciones no sólo eran falsas, sino flagrantemente antisemitas, por ejemplo, que los niños judíos de Europa que se habían quedado huérfanos tras la Segunda Guerra Mundial fueron “secuestrados” y llevados a Israel. Lo cierto es que, tras el intento genocida de Hitler contra todo el pueblo judío, muchos huérfanos judíos quedaron al cuidado de cristianos.

La operación de rescate –a cargo del gran Rabino Herzog y llevada a cabo con el beneplácito de las autoridades nacionales– tenía simplemente el propósito de asegurar que los judíos pudiesen seguir siendo judíos en vez de convertirse de facto al cristianismo. Después de que perecieran seis millones de judíos, es nauseabundo tachar este reasentamiento en Israel de secuestro. Demuestra la voluntaria incomprensión de Suarez del Holocausto y de la esencia del propio judaísmo.

A lo largo de todo el libro nos encontramos con una estrategia para atribuir a todos los sionistas los actos de uno solo. Si cualquier sionista judío decía o hacía cualquier cosa negativa, Suarez utilizaba el ejemplo para proyectar esa acción sobre todos los sionistas. Después lo categorizaba como una medida política sionista. Es una estrategia sumamente dudosa, y racista. Cuando se habla del Holocausto, se vuelve repugnantemente ofensiva.

También encontramos una estrategia de elección selectiva del material de archivo, con una atención desproporcionada en los años de mayor conflicto civil en lo que era entonces (1947-1948) Palestina, con el fin de respaldar la calumnia del autor de que “el terrorismo creó Israel”. Y al describir sólo la mitad del conflicto –omitiendo intencionadamente el uso de la violencia por parte de los árabes– presenta la imagen totalmente sesgada de que la violencia relacionada con la creación de Israel sólo provino de los judíos.

Resumiendo, el esquema antisemita de Suarez le sienta al libro como un guante. Esto es un tuit de la cuenta de Suarez que encapsula perfectamente su mentalidad:

Israel no tiene nada que ver con el pueblo judío; sólo tiene que ver con el sionismo, el movimiento colonial racial-nacionalista.

La propagación de viles falsedades sobre Israel se ha convertido en una verdadera industria. Este libro es la instancia que ha echado Suarez para entrar en el movimiento, junto a celebridades revisionistas como Pappé, Massad, Brenner, Finkelstein y Chomsky.

State of Terror es un libro profundamente antisemita. Es agua de molino para los peores judeófobos. El primer paso para enfrentarse al antisemitismo es reconocerlo. Esperamos haber logrado eso al menos.

© Versión original (en inglés): The Algemeiner
© Versión en español: Revista El Medio

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Fuente: El Medio

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