Afganistán: razones para el pesimismo

La Asia Foundation, con sede en San Francisco, acaba de hacer pública su encuesta anual sobre la percepción que los afganos tienen de la situación de su país y de cómo se les presenta el futuro. Los datos de esta encuesta, en coherencia con los recogidos en los últimos años, dibujan una sociedad cada vez más entregada al pesimismo.

En 2016, los afganos temen más por su seguridad, están mas insatisfechos con la economía y tienen menos confianza en su Gobierno. El estado de ánimo nacional sigue decayendo, y este año marca el punto más bajo de optimismo desde que empezó a hacerse esta encuesta, en 2004.

Según la referida encuesta, sólo el 29,3% de los afganos cree que su país va en la buena dirección, lo que supone una caída de 7,4 puntos con respecto a los datos de 2015. Dos mil trece fue el año de mayor optimismo, cuando el 58,2% de los encuestados manifestaron su creencia de que el país iba en la buena dirección. Desde entonces, la cifra de optimistas no ha dejado de descender.

En 2015 los investigadores atribuyeron el aumento del pesimismo a la decepción y frustración generados por la acción gubernamental tras las exuberantes promesas que caracterizaron la campaña de las presidenciales de 2014. En esta ocasión, parece que las razones del descenso de la confianza popular tienen que ver con la seguridad, la economía y la gestión del Gobierno.

A comienzos de año colapsaron las conversaciones de paz entre Kabul y el Talibán, unas negociaciones que, según parece, la mayoría de los afganos creía que podrían acabar con la violencia terrorista de este grupo. El resultado práctico más negativo fue un empeoramiento de los niveles de seguridad, dado que los talibanes desataron una vasta campaña de terror. Pero hay otros aspectos de la realidad de Afganistán que los encuestados coinciden en identificar como culpables de esa sensación compartida de profundo pesimismo.

Las repercusiones de la retirada de las tropas internacionales en 2014 pueden sentirse todavía en la economía, mientras el lento crecimiento del empleo ha contribuido a elevar las tasas de paro urbano, y más de un tercio de los afganos dice que la situación económica de sus hogares ha empeorado el pasado año. La promesa de una reforma electoral, asunto clave antes de las próximas parlamentarias, sigue encallada, y la mayoría de los afganos declara no tener confianza en la Comisión Electoral Independiente para esta tarea. En general, la confianza en todos los niveles del Gobierno parece haber caído desde 2015.

El estudio de la Asia Foundation trata de conocer también cuáles son las razones para el optimismo de esa minoría de afganos que sigue viendo el futuro con esperanza.

Entre los afganos que dicen que el país va en la buena dirección, las razones comunmente más citadas son la reconstrucción y reedificación (32,5%), la [mejora de la] seguridad (26,6%), la actividad del Ejército Nacional y la Policía Nacional (10,4%) o la reapertura de las escuelas para niñas (10,3%).

Desde hace doce años, la encuesta de la Asia Foundation ha recogido la opinión de más de 87.000 personas, hombres y mujeres, por lo que resulta una fuente privilegiada para conocer la percepción que la sociedad afgana tiene sobre la situación y los desafíos de su país. Este año se ha trabajado con las respuestas de 12.658 afganos, de 16 grupos étnicos de las 34 provincias en que se divide el país, incluso aquellas que representan un mayor riesgo para los colaboradores encargados del trabajo de campo por la presencia de grupos yihadistas.

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Fuente: El Medio

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