Abás, contra las cuerdas

Grant Rumley, de la Foundation for Defense of Democracies, está convencido de que los días de vino y rosas del rais palestino con los presidentes estadounidenses han tocado a su fin. La Administración Trump parece tener planes para Oriente Medio que no van a gustar al líder palestino.

Ahora Abás debe lidiar con la posibilidad de que la nueva Administración estadounidense pueda ser hostil a su Gobierno, dada la insistencia del equipo de Donald Trump en trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén y las amenazas del Congreso de rescindir la ayuda a la Autoridad Palestina. Los próximos meses traerán nuevos desafíos desde el exterior para la posición política de Abás, que a la vez se enfrenta a graves problemas internos.

(…)

La principal cuestión hoy en Ramala es si las promesas de Trump durante la campaña se convertirán en decisiones políticas. La promesa del presidente electo de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, el nombramiento de David Friedman (que tachó de “ilusión” la solución de los dos Estados) como embajador americano en Israel y sus insinuaciones de que revertirá las acciones de último minuto de la Administración Obama en la ONU traerán seguramente problemas a Abás. Todo ello, junto con los crecientes llamamientos del Congreso a suspender la ayuda a la Autoridad Palestina, pueden representar un desafío sin precedentes para su Gobierno.

(…)

Durante más de una década, Abás ha disfrutado del ferviente apoyo de Washington o de su aprobación tácita para seguir su agenda doméstica. En los meses venideros tendrá que lidiar con una Casa Blanca hostil, un Congreso posiblemente antagonista y un público palestino que está cada vez más alejado de su Gobierno. Cuando Abás fue interrumpido por un delegado de Al Fatah durante su discurso de tres horas en un conferencia del partido el pasado 30 de noviembre, se salió del guion para tranquilizar a la muchedumbre. “Sé a dónde voy”, dijo. Los palestinos no están tan seguros.

Elliott Abrams, del Council on Foreign Relations, pone de manifiesto la inutilidad del encuentro parisino para relanzar unas negociaciones que los palestinos llevan años rechazando unilateralmente.

Junto con [John] Kerry, que se quedará sin empleo esta semana, estuvo el presidente francés, Francois Hollande, que ya ha anunciado que no se presentará a la reelección el próximo mes de mayo. Y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, elegido en 2005 para un mandato de 4 años pero que ya va por el duodécimo. Abás de hecho ni siquiera estuvo realmente en la conferencia, sino en una coqueta suite de hotel. Israel boicoteó la reunión. Nadie estuvo en representación de la nueva Administración americana.

¿Para qué todo este esfuerzo? De acuerdo con los franceses, para mostrar apoyo a la solución de los dos Estados y urgir a negociar a las dos partes, es decir a Israel y a la Organización para la Liberación de Palestina. Eso demuestra tendenciosidad, porque es la OLP, no Israel, la que ha estado rechazando negociaciones y planes de paz una y otra vez durante años, incluso décadas. Tratar al Gobierno de Israel y a la OLP como si sus deseos de paz fueran idénticos es erróneo e injusto. Si los participantes en la conferencia verdaderamente desean avanzar en la paz, deberían presionar a los palestinos para que dejen de recompensar y alentar el terrorismo glorificando a los terroristas, y en cambio emprendan negociaciones con seriedad. Pero eso no ocurrirá. Hay muchas razones para creer que Abás dejó París satisfecho con este circo y sin sentir la menor presión a hacer algo.

Fred Marún es un canadiense de origen libanés partidario de la convivencia pacífica de todas las religiones en Oriente Medio. En esta colaboración para The Times of Israel, Marún tacha de inútil esta reunión que se acaba de celebrar en la capital francesa desde la perspectiva de un árabe que, según explica, tiene la fortuna de vivir lo suficientemente lejos de los “matones” de su misma etnia para hablar en libertad.

En la cumbre estuvo representada una mayoría de países siempre hostiles a la mera existencia de Israel, pero que de alguna manera se espera ayuden a resolver este conflicto de 69 años. Aparte del hecho de que esas personas, entre las que no había representantes israelíes o palestinos, no tienen nada que decidir o siquiera aconsejar sobre el futuro del conflicto, la conferencia no estuvo anclada en la realidad sino en un universo paralelo.

El primer objetivo declarado (…) era impulsar la solución de los dos Estados, pero sin reconocer el hecho de que Israel siempre ha aceptado ese concepto, mientras que los representantes palestinos nunca lo han hecho.

(…)

Me gustaría que se creara un Estado palestino, pero también sé que [hay] obstáculos que se interponen en el camino. Hace falta afrontarlos, no ignorarlos. Declaraciones vacuas como las que abundan en “la importancia de que las partes reafirmen su acuerdo con esta solución” no lo harán. El comunicado ni siquiera mencionó el principal obstáculo de cualquier solución de dos Estados: la insistencia palestina en inundar Israel con refugiados palestinos.

La entrada Abás, contra las cuerdas aparece primero en Revista El Medio.

Fuente: El Medio

Share Button

Otras Noticias