Abás como síntoma

Jonathan Schanzer, de la Foundation for Defense of Democracies (FDD), arremete contra el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, más cuestionado que nunca en Occidente por su diatriba antisemita de la semana pasada.

Un creciente coro de voces está demandando a Abás que renuncie. (…) lleva ya 13 años [como presidente de la Autoridad Palestina], de un mandato de cuatro. Es (…) el arquetipo de autócrata árabe que preside un sistema político anquilosado creado por él mismo. Los palestinos están más que preparados para un nuevo liderazgo.

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Abás, que sucedió a Arafat en noviembre de 2004, ha comandado un periodo (…) igualmente insidioso. Durante su mandato, la corrupción ha sido rampante. Miles de millones de dólares procedentes de fondos internacionales que deberían haber beneficiado a su pueblo han acabado en los bolsillos de la élite, mientras se dejaba a las masas enfurecer y culpar a Israel de sus males.

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Aunque sus obsequiosos adeptos occidentales lo han ensalzado como [si fuera un nuevo] Nelson Mandela durante más de una década, Abás ha ido desarrollando calladamente un sistema que hace prácticamente imposible desalojarle del poder. Gobierna con puño de hierro la Margen Occidental. Hoy, sólo un esfuerzo conjunto de EEUU y sus aliados europeos podría llevarle a la abdicación.

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Los fundamental es que la Administración Trump y sus aliados en el mundo árabe –especialmente Arabia Saudí, Egipto, Jordania y Emiratos– presionen a Abás para que prepare una salida ordenada. Él se resistirá con uñas y dientes, pero este corrupto antisemita sabe que ha llegado la hora de marcharse.

Yosi Kuperwasser, exdirector de la División de Investigación de Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), advierte de que el antisionismo del rais no es precisamente una anormalidad en el mundo palestino sino el dogma, y que en estas circunstancias no es posible la paz.

Las indignantes declaraciones sobre los judíos del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, puede que hayan impactado al mundo, pero revelan igualmente el desinterés de la comunidad internacional por las posiciones de Abás y de los palestinos en general. En 1977 Abás publicó ‘Sionismo, principio y fin’; [en] este libro, que jamás ha sido traducido al hebreo, da cumplida cuenta de todo lo que viene repitiendo en público en los últimos años.

Según el libro de Abás, el sionismo fue impuesto a los judíos por los colonialistas europeos, que les forzaron a considerarse una nación y a emigrar a Palestina. A tal fin, el sionismo (…) exacerbó las dificultades que afrontaban los judíos en Europa y el mundo árabe (…) para convencerlos de que emigraran. Uno de esos esfuerzos, según el libro y la tesis doctoral de Abás, consistió en colaborar con los nazis.

De acuerdo con Abás, para acabar con el sionismo hay que cooperar con los judíos que padecen discriminación en Israel, en particular los procedentes de países árabes como Irak, y convencerlos de que regresen a sus lugares de origen, donde por supuesto fueron tratados de maravilla.

A la luz de los recientes llamamientos a la dimisión de Abás, uno debe enfatizar que sus declaraciones reflejan no sólo sus opiniones personales sino el sistema de creencias palestino.

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La Marcha del Retorno en Gaza y los actos del próximo Día de la ‘Nakba’ muestran el compromiso palestino con su [gran] objetivo de acabar con el sionismo. Quien piense que, en estas condiciones, puede promover la paz presentando un plan y sermoneando a los palestinos, como siguen haciendo algunos destacados funcionarios norteamericanos, sigue ignorando el problema.

Como Kuperwasser, el analista israelí Haim Shine incide en el fuerte componente antisemita y antisionista del nacionalismo palestino y además hace un llamamiento a los judíos no residentes en Israel para que hagan aliá.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, emitió una declaración de disculpa en inglés por el discurso en el que culpó a los judíos del Holocausto. La disculpa es falsa, habida cuenta de que empieza diciendo: “Si hay gente que se ha ofendido…”. (…) se trata de un intento de reparar el daño que ha hecho a la causa palestina en Europa, particularmente en Alemania, que directa e indirectamente canaliza millones de euros a los palestinos (…) Todo aquel que esté familiarizado con el bagaje académico de Abás y con sus posiciones primordiales sabe que se identifica completamente con lo que dijo en el discurso y no en la disculpa.

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La idea de que la mayoría de los palestinos quieren vivir en paz es errónea. Dado que Abás es su líder, expresa sus posiciones. No hay elementos moderados que se estén organizando para reemplazarlo. Abás se irá, pero su legado de intolerancia y terrorismo persistirá. La conclusión es que debemos reforzar el Estado judío con una construcción constante y llamando a los judíos del mundo a que vengan a su casa.

La entrada Abás como síntoma aparece primero en Revista El Medio.

Fuente: El Medio

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