Alepo, ominosa mancha en el legado de Obama

La salida de la Casa Blanca del presidente demócrata coincide con la peor crisis humanitaria en la populosa ciudad siria, cuyos habitantes están siendo objeto de las mayores sevicias. Abraham Ben-Zvi pone esta circunstancia de manifiesto como uno de los principales baldones que deja Obama tras de sí.

La ejecución de cientos de inocentes sin esperanza de salvación bajo la tenaza de las fuerzas del presidente Bashar al Asad en la zona oriental de Alepo acredita que, bajo la mirada de su cuadragésimo cuarto presidente, la nación americana rechazó cumplir su compromiso más básico. Como superpotencia, EEUU tenía la responsabilidad de estar preparado para usar su poder, incluido el uso racional de su capacidad militar. Cuando rompió vergonzosamente su promesa –explícita en septiembre de 2014– de usar la fuerza contra el régimen asesino de Asad si cruzaba la “línea roja” del uso de armas químicas, Obama contribuyó no solamente al continuo derramamiento de sangre en Siria, sino al cambio en el equilibro de poder entre los actores centrales de la escena global. Rusia fue la única que llenó el vacío a raíz de la ausencia de EEUU, convirtiéndose en una de las principales fuerzas aéreas de combate en la guerra.

Tom Rogan, del Steamboat Institute, pronostica en la National Review las consecuencias que acarreará la conquista de la ciudad por las tropas de Asad, apoyadas por Rusia e Irán; consecuencias que estima dramáticas.

En primer lugar, la predominantemente suní rebelión siria no será ya una campaña nacional, sino una colección de campañas de alcance local.

(…) Segundo, las organizaciones vinculadas a Al Qaeda (…) se harán más fuertes.

(…) Tercero, (…) veremos extenderse el apoyo externo a los extremistas, especialmente por parte de las monarquías suníes.

(…) Cuarto, el eje de Asad aumentará sus operaciones en la Siria occidental, en la región de Idlib, controlada por los rebeldes.

(…) Finalmente, Putin utilizará la captura de Alepo para dañar la política exterior estadounidense.

(…) Los escombros de Alepo son la prueba del error de Obama. Su error de juicio ha tenido un alto coste. En los pulmones lacerados y los estómagos hambrientos de 200.000 civiles sirios, la credibilidad americana se ha convertido en cenizas. En su lugar, el fénix del KGB de Putin está en auge.

Serkan Demirtas analiza en este artículo el papel de Turquía en la evacuación de Alepo y sus contactos con Rusia e Irán para alcanzar un pacto que ponga fin al conflicto, antes de que se extienda a Idlib, otro bastión rebelde, situado a escasos 30 kilómetros de la frontera turca. Para Demirtas, la pelota está en el campo de Rusia e Irán.

(…) hay serias preocupaciones acerca de las siguientes fases de la guerra civil en Siria, una vez que Bashar al Asad haya capturado completamente Alepo, la segunda ciudad más grande del país. En sus declaraciones a los medios internacionales, Asad insinuó que su lucha contra los rebeldes continuaría en todas partes hasta que los derrote por completo.

Se cree que su próximo objetivo será Idlib, una ciudad al oeste de Alepo y a sólo unos 30 kilómetros de la frontera turca. Un ataque a la ciudad acarrearía nuevas atrocidades, así como una nueva ola de refugiados hacia la frontera turca.

(…)

La captura de Alepo por Asad cambiará ciertamente los equilibrios político y militar en Siria, en beneficio del trío Damasco-Moscú-Teherán. Para Turquía, es racional presionar a esos actores para un alto el fuego general en todo el país, de manera que las conversaciones políticas puedan tener lugar, destinadas a poner fin a años de conflictos en su vecino del sur.

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Fuente: El Medio

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