La congregación en el distrito de Wakiso, tuvo las ventanas quebradas el 4 de agosto, en el ataque más reciente. “Yo caí y me quedaba inconsciente”, dijo la pastora. “Cuando me desperté, sólo algunos miembros me rodeaban, la mayoría de la gente había huido con miedo.
Sanyu quedó internada dos días en un hospital. Cuando fue a la iglesia el día 11, fue informada debía dejar el local cerrado. Los miembros de su congregación, cerca de 400 personas, fueron amenazados por los radicales islámicos. Un influyente sheik local acusaba a los cristianos de “robar la fe” de los niños musulmanes.
“No podemos ver a nuestros hijos entrando en la iglesia de los infieles“, se quejó. “La pastora no respeta la religión de nuestros niños inocentes e inmaduros en la fe islámica … ¿Por qué debemos dejar que esta iglesia siga robando a nuestros miembros?La pastora intentó argumentar que no estaba “robando” a niños, apenas hablando de Jesús.
“He compartido el Evangelio de Cristo y su amor por la humanidad con mis vecinos musulmanes, y algunos han aceptado libremente la fe cristiana, especialmente cuando muchas personas enfermas por las que oré han sido sanadas”, explica Sanyu. “Yo no los he engañado ni los robo, ellos libremente se unieron a la iglesia.”
Después de tantas amenazas y apedreamientos, los cristianos, que son minoría en la región, obedecieron las órdenes y no reabrieron la iglesia.
“Necesito oraciones y apoyo material para cambiarme a otra área y recomenzar en este momento difícil no he trabajado en vano para el Reino de Dios”, destacó Sanyu.
Fuente: Biblia Todo
