Toledo y Tierra Santa, unidos por la cerámica

La Paloma Cerámicas ha logrado un hito: participar en la restauración de la fachada de la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. La empresa de Pantoja cuenta su experiencia 


Antonio Rodríguez, fundador de la empresa, junto a un capellán mayor de la iglesia ortodoxa de Rusia que visitó la fábrica de La Paloma para supervisar el proyecto – LA PALOMA CERÁMICAS

En la empresa toledana 
La Paloma Cerámicas pueden presumir de haber trabajado, a distancia, para uno de los monumentos religiosos más importantes del planeta: la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. La empresa de 
Pantoja fue elegida en un concurso internacional entre cientos de participantes para restaurar la fachada del insigne edificio, situado en la Ciudad Vieja. «Ha sido una gran satisfacción por la complejidad del proyecto, de las piezas a fabricar. Un gran orgullo», afirma Francisco Rodríguez, director gerente de La Paloma Cerámicas.

La restauración del templo, que finalizó el pasado marzo, supone mucho más que las necesarias mejoras que requería la iglesia, custodiada por católicos, armenios y griegos ortodoxos. Ante una situación de intereses comunes para todas las confesiones que cuidan de la basílica, 
se envió desde Jerusalén a la empresa toledana trozos del ladrillo original, a fin de fabricar uno de similares características estéticas, pero con mejores condiciones de resistencia.

Entonces, ¿de qué está hecho el ladrillo que se ha colocado en el sagrado templo? ¿Cómo se trabajó? ¿Usaron una maquinaria específica para conseguirlo? Rodríguez explica que «el ladrillo original es un ladrillo cerámico manual con las características básicas del siglo IV, alta absorción y baja resistencia. En cambio, el que hemos suministrado está fabricado a mano, con las medidas originales, cocido a alta temperatura y con características clinker, es decir, una baja absorción, una gran resistencia y una capacidad para soportar los climas mas extremos».

Un producto exquisito realizado para un monumento supremo. Tanto es así que «es la primera vez que fabricamos ladrillos manuales con calidad clinker». Ante este ejemplo tan arriesgado, es apropiado afirmar que «el que algo quiere, algo le cuesta». Y detrás de ese esfuerzo hay un gran equipo humano encargado de que todo ello saliera adelante.

Una vez se supo que La Paloma fue la elegida para realizar tal rehabilitación, «los procesos posteriores se centraron en fabricar con nuestros parámetros de calidad habituales los diferentes formatos que nos solicitaron». Aunque no fue necesario el traslado de miembros de la empresa a Jerusalén, sí que tienen previsto realizar un viaje durante el próximo año para comprobar personalmente los resultados del exigente trabajo realizado. «Tuvieron que mezclar procesos tradicionales para la obtención del ladrillo con la mezcla de moldes de madera y la tecnología de nuestros hornos cerámicos a 1300 grados centígrados», explica el director gerente de la empresa.

Ante el éxito cosechado en Jerusalén, en La Paloma han decidido emprender un nuevo proyecto empresarial basado en su experiencia en la basílica del Santo Sepulcro: la línea de ladrillos «Jerusalem». «Una vez fabricadas las piezas para el templo, valoramos las tendencias arquitectónicas internacionales que están proyectando con ladrillos estrechos, imperfectos y de medidas muy largas», señala Rodríguez.

 

 

 

Fuente: ABC.es

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