Yohan, un niño de 4 años , sorprendió a una misión donando el dinero ahorrado en su caja fuerte para ayudar a alimentar a niños vulnerables en África .
“¿Sabes por qué le di el dinero a África? Como los niños no tenían comida, entonces quise darles dinero para comprar comida”, dijo, en entrevista con Guiame .
Yohan vive con sus padres, Naly y Bruno Hamamoto, en Japón. Desde temprana edad, el matrimonio cristiano les enseñó sobre la importancia de ofrecerse para la obra misional.
Naly y Bruno con sus hijos Yohan y Hadassa. (Foto: Archivo personal).
“Hemos enseñado la importancia de compartir y bendecir, mucho más con la práctica que con las palabras”, le dijo la madre a Guiame.
Y continuó: “Siempre le hablábamos de los niños de África. Cuando llegó el pastor Elías (presidente del MME), la caja fuerte estaba llena y lista para abrir, entonces Bruno dijo: ‘Tengo una idea hijo, ¿qué te parece que abramos la caja fuerte y se la entreguemos a los niños de África? Yohan se animó y dijo: ‘vamos papá, abramos y contemos las monedas’”.
Naly y Bruno son representantes en Japón de la Missão Mãos Estendidas (MME), organización que actúa en cuatro países africanos desde hace más de 20 años. Fue al MME a quien Yohan decidió entregar las monedas que ahorró.
“Pronto expresó su deseo de donar, nuestros corazones se alegraron mucho al ver su sinceridad y disposición para renunciar a lo que era suyo”, testificó Naly.
Yohan también dijo que seguirá ofreciendo a las misiones: “Quiero ahorrar más monedas para los niños pequeños”.
El milagro llamado Yohan
Para la familia, el hijo es fruto de un verdadero milagro. Naly quedó embarazada de Yohan luego de sufrir un aborto espontáneo.
Los padres vieron casi morir a su hijo tan esperado, poco después de nacer, el 3 de agosto de 2019, en Japón.
La madre tuvo complicaciones durante el parto y el bebé sufrió asfixia perinatal y hemorragia cerebral. “Cuando me lo quitaron estaba blandito sin ninguna reacción y muy morado”, recordó Naly.
Yohan es un verdadero milagro luego de enfrentar complicaciones en el parto. (Foto: Archivo personal).
Yohan no lloró cuando nació y el equipo médico lo llevó inmediatamente para resucitarlo.
“Solo pregunté si estaba muerto, porque no lloraba, los médicos me calmaron y dijeron que estaba vivo, solo estaba cansado”, dijo la madre.
“En el silencio de Yohan lloré y oré. Sólo le pedí a Dios que me ayudara a entender todo. Y si Yohan tampoco iba a quedarse conmigo, que Dios me dé la fuerza para afrontar el dolor una vez más”.
En ese momento, Naly fue calmada y consolada por el Señor. “El Espíritu Santo invadió aquel cuarto y con voz suave calmó mi corazón y dijo: ‘Ya me diste a tu hijo, si es mío, ¿por qué tienes miedo? Descanse y confíe’. Y la paz de Dios que sobrepasa todo pensamiento guardó mi corazón”, declaró.
Fe probada
Mientras tanto, en la otra habitación, el padre observaba la lucha de los médicos por devolverle la vida a Yohan. Hasta que, pensando que había perdido otro hijo, Bruno fue a otra habitación, donde lloró y oró: “¿Dónde está el Dios de la Biblia que hizo tantos milagros?”
Entonces, tuvo una experiencia sobrenatural y escuchó la voz de Dios, respondiéndole: “Estoy aquí y sigo siendo el mismo. Para que ocurran milagros se necesita un entorno. Tienes el ambiente, ahora te pregunto: ¿Tienes la fe para ver el milagro?”
Bruno declaró: “Yo creo”. En ese mismo momento, el padre finalmente escuchó el llanto de su hijo y alabó a Dios por el milagro.
“Lo revivieron durante 17 minutos, hasta que finalmente reaccionó y lloró como un gatito muy débil maullando. Los médicos celebraron y me dejaron darle un besito y se apresuraron a hacerse más pruebas”, dijo Naly.
El pronóstico cambió después de las oraciones.
Debido a una hemorragia en el cerebro, Yohan aún se encontraba en estado grave y tuvo que ser ingresado en la UCI Neonatal.
“Solo más tarde supimos la gravedad del caso y que fue intubado inmediatamente después de salir de la sala de partos”, informó la madre.
El niño fue trasladado a un hospital pediátrico y puesto en coma inducido médicamente durante seis días. Yohan se sometió a un tratamiento para intentar reducir en un 40% las consecuencias de la asfixia.
“Nos dijeron que podría tener una esperanza de vida muy limitada, tal vez nunca caminaría, hablaría ni se movería por sí solo. Podría tener mi cuerpo temblando todo el tiempo. Quizás no podría comer solo sin la ayuda de un tubo, es decir, viviría en silla de ruedas y llevaría una vida totalmente dependiente”, comentó Naly.
Sin embargo, la iglesia de la familia inició una cadena de oración, pidiendo que Dios siga haciendo milagros en la vida del bebé.
Luego de 21 días en la UCI Neonatal, Yohan fue dado de alta y se fue a casa con sus padres, sin consecuencias. El niño creció sano y se desarrolló normalmente.
Continúa bajo seguimiento por un neuropediatra, quien en su última consulta testificó que Yohan es un verdadero milagro.
“Es fantástico verlo así, las expectativas no eran tan buenas cuando nació”, dijo el médico a sus padres.
Al comparar el examen antiguo con el actual, encontró: “Sólo sé dónde tuvo las hemorragias porque tengo la foto del día que nació, pues en esta foto actual ni siquiera veo las cicatrices. Puedes vivir en paz porque tu hijo es un milagro”.
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