La situación de los cristianos que viven en Nicaragua es cada vez más dramática. Esto se debe a que el país gobernado por el régimen de izquierda de Daniel Ortega ha avanzado en contra de la libertad religiosa, pasando a considerar a las iglesias como enemigas del Estado.
El escenario de persecución político-religiosa se intensificó a partir de 2018, cuando más de 300 personas fueron asesinadas en protestas contra el gobierno autoritario. En ese momento, muchas iglesias decidieron abrir sus puertas para recibir a los manifestantes.
Como resultado, el estado de Nicaragua, controlado por Ortega, llegó a considerar a los líderes religiosos como cómplices de las protestas. Desde entonces, el gobierno ha perseguido a los líderes más influyentes, cerrando iglesias y enviando sacerdotes a prisión.
“Las iglesias han sido fundamentales en la crisis de derechos humanos en Nicaragua y, como resultado, se han convertido en blanco de la persecución indiscriminada de Ortega y sus aliados”, explica Patrícia Montenegro, miembro del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción.
Última resistencia
Para el abogado del Colectivo de Defensa de los Derechos Humanos, Carlos Guadamuz, las iglesias son la última resistencia al régimen dictatorial de Ortega, por lo que la persecución se ha recrudecido.
“La iglesia tiene el apoyo de la población. A nivel nacional, la iglesia era la última institución sólida que quedaba. No hay otros grupos civiles que hayan escapado a la persecución”. dijo, según Puertas Abiertas.
Así como los líderes católicos se convirtieron en objetivos, los pastores evangélicos también podrían ser considerados enemigos. El número de protestantes en Nicaragua corresponde al 16,9% de la población.
Para Puertas Abiertas, “el objetivo último de intimidar a los cristianos es hacer que la iglesia y sus líderes pierdan credibilidad entre la población”, y esto vale para católicos y evangélicos.
En un artículo publicado para Guiame, la psicóloga cristiana Marisa Lobo, también columnista de GospelMais, advirtió a los cristianos en Brasil, recordando que aquí también se intenta devolver a la izquierda al poder.
“Si tenemos un vuelco en la dirección de Brasil, políticamente hablando, es muy probable que el espíritu vengativo que opera hoy en Nicaragua, a través de Ortega, también comience a actuar en nuestro país”, señaló Marisa.
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