Durante su infancia, su madre la obligó a prostituirse y experimentó una vida turbulenta y dolorosa; no obstante, fue encontrada por Jesús, quien la transformó y le dio una nueva identidad.
BJ Garrett compartió su testimonio con un programa de televisión cristiano; cuenta que cuando era niña, su propio padre abusó de ella, y a los 11 años su madre la obligó a prostituirse para ayudar con los gastos de su casa.
«No tenía un concepto saludable del amor. El amor fue muy sexual para mí», dijo BJ, afirmando que a los 15 años quedó embarazada, lo que hizo que su madre dejara de pedirle que se vendiera por dinero.
«Quería ser querida y tener un bebé que llenara eso», comentó, señalando que años más tarde volvió a quedar embarazada, pero como el padre de la criatura no quería hacerse cargo, le recomendaron abortar.
La decisión de interrumpir su embarazo hizo que ella se sintiera culpable y caminara hacia la condenación: «Yo era la humana más sucia, vulgar, repugnante y mala, que acababa de poner una cereza horrible encima, acabando con la vida de mi propio bebé».
Con 19 años, quedó embarazada por tercera vez pero en esta ocasión decidió tener al bebé.
Teniendo dos hijos, pensó en que era necesario obtener más ingresos, por lo que se convirtió en stripper durante las noches para cuidar a sus pequeños durante el día.
A los 21 quedó embarazada nuevamente, el padre era un cliente, pero frente a las adversidades y con el corazón endurecido, optó por otro aborto.
BJ vivió en esta realidad por algunos años más, hasta que conoció a un amigo de la infancia llamado Jay, con quien inició una relación. Al tiempo ella quedó embarazada, pero la reacción fue diferente, pues su novio estaba contento con la idea de ser padre.
Una semana más tarde se casaron y Garrett dejó la prostitución, haciendo algunos trabajos como stripper solo cuando necesitaban dinero.
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Ambos se mudaron a Texas, donde BJ pudo conseguir un empleo en una tienda con dueños cristianos.
Estar rodeada de estas personas de fe, fue la oportunidad perfecta para que la chica tuviera contacto con la palabra de Dios, logrando asistir a la iglesia. Durante uno de los cultos, decidió entregar su vida a Jesús y arrepentirse por todo lo malo que había hecho.
«Le pedí a Dios que fuera real y le pedí que me cambiara, que me arreglara, que me perdonara», recordó, y aunque no pudo deshacerse fácilmente de la culpa, recibió liberación el día de su bautismo.
«Siempre me sentí tan sucio, tan feo, tan vulgar, tan mal. Y ahora estoy limpia».
Conocer a Jesús no solo hizo que BJ pudiera perdonarse a sí misma y a sus padres, sino que también fue el instrumento que Dios usó para que su esposo y su suegro llegaran a los pies de Cristo.
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Fuente: Biblia Todo
