Los primeros equipos de tanquistas mujeres de las FDI

Cinco combatientes hacen historia en el ejército de Israel y relatan su experiencia en la frontera con Egipto. El temor a un secuestro, parte del equipamiento que todavía no está preparada para ellas y las diferencias que advierten con sus colegas hombres.

En la frontera con Egipto, cerca de Nitzana, hay dos tanques custodiando la zona que realizan tareas de rutina. Pero la imagen dentro del tanque no formaba parte de la rutina: toda la tripulación, desde la comandancia hasta la conducción, es femenina.

La integración de combatientes mujeres en tanques operativos es uno de los proyectos más novedosos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), y el equipo de Yedihot Ahronot pudo conocer a cinco israelíes que hicieron historia: Danielle Nidam (comandante), Hilel Fried (artillería), Shlomit Atia (carga), Tali Raskin (conductora) y Anat Kornfeld (conductora).

Novedoso para las FDI: tanquistas mujeres custodian la frontera entre Israel y Egipto. (Gadi Kabalo)

Consultadas por los temores que genera la tarea, específicamente el riesgo de secuestros de parte de terroristas, Hilel asegura que “es un tema que está en la cabeza de cada combatiente” y que en este tópico no existen diferencias entre géneros.

“Es parte de lo que significa estar en la frontera, esa amenaza siempre está en el aire. El hecho de que seamos mujeres no significa que la amenaza sea mayor. Así como los escuadrones de infantería de hombres saben cómo defenderse, nosotras también”, agregó.

En donde sí advierten diferencias es en el diseño de los uniformes: “Tienen un compartimento adelante que a los hombres les permite orinar sin quitarse todo, pero no está adaptado para mujeres como ocurre en otros ejércitos”, afirma Tali. “Todo depende de a quién te imaginas dentro del uniforme cuando lo diseñas”, reflexiona.

Tanque de las FDI en la frontera con Gaza. (AFP)

Un detalle que ellas resaltan como “otra diferencia entre nosotras y los muchachos” es el aromatizador que cuelga del tanque. “Nos apropiamos del tanque, lo acariciamos y lo besamos, cada zona es cuidada con toallas húmedas y cepillos”, relata Anat.

“No subestimo a los tanquistas hombres, pero realmente la actitud hacia el tanque es diferente. Ellos terminan de operar y chau, se van, pero para nosotras el tanque además de una máquina de guerra es como un bebé”, completó Tali.