Elliott Abrams y Uri Sadot, del Council on Foreign Relations, desmontan la creencia de que la expansión de las comunidades israelíes en Judea y Samaria es el principal obstáculo para la paz entre israelíes y palestinos.
Si bien es difícil tener una imagen exacta del crecimiento de la población en los asentamientos de la Margen Occidental, los rangos están claros. La población (…) está creciendo, pero a un ritmo que refleja principalmente los nacimientos en familias ya existentes y no la inmigración de nuevos colonos. Mientras tanto, la población palestina crece también (…). [Por tanto], en términos relativos, el equilibrio demográfico entre israelíes y palestinos en la Margen Occidental ha cambiado muy poco desde que Obama y Benjamín Netanyahu llegaron al poder.
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[Contrariamente a lo que afirma la Administración Obama], en los últimos ocho años los asentamientos israelíes han crecido a un ritmo bajo pero constante, no con la enorme y peligrosa expansión con que el presidente nos ha estado advirtiendo. (…)
La Administración Trump debe disuadir a Israel de invertir en y poblar asentamientos aislados, ya que sencillamente no hay una lógica estratégica para ello. Pero mucho más importante sería centrarse en las cuestiones del estatus final que realmente importan, como el denominado “derecho de retorno” de los refugiados palestinos, el futuro de Jerusalén y la seguridad en áreas que Hamás o incluso el Estado Islámico pueden tratar de tomar en el futuro. Estas cuestiones siguen siendo las barreras fundamentales para la negociación de una paz duradera entre israelíes y palestinos.
Anna Ahronhein escribe en The Jerusalem Post sobre una acción de la Fuerza Aérea Israelí contra objetivos militares de la organización terrorista chií libanesa y el Ejército sirio que Jerusalén no ha confirmado ni desmentido. También parece haber habido actividad militar israelí en los Altos del Golán contra un grupo terrorista vinculado al Estado Islámico.
De acuerdo con los informes, uno de los objetivos fue un convoy de armamento perteneciente a Hezbolá en la autopista Damasco-Beirut, y el otro una instalación del Ejército en Damasco.
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A comienzos de esta semana, los aviones israelíes atacaron una célula terrorista afiliada al Estado Islámico en la parte siria de los Altos del Golán, después de que sus miembros abrieran fuego con armas cortas y lanzaran un mortero contra una unidad de las IDF. Cuatro terroristas murieron, mientras que ningún soldado israelí fue alcanzado.
Fue el primer choque entre las IDF y un grupo vinculado al Estado Islámico (…)
“Israel no permitirá al Estado Islámico ni a cualquier otra organización hostil utilizar en caos de la guerra en Siria para establecerse en la frontera norte de Israel”, dijo Netanyahu el domingo.
El periodista saudí Mshari al Zaydi se refiere en este artículo a la reciente iniciativa de Arabia Saudí, Emiratos, Turquía y Qatar por la que piden al organismo internacional una acción urgente en la ciudad siria, escenario de una grave tragedia humanitaria.
¿Cómo pueden los rusos de Siberia, o los chiíes afganos de los valles de Herat, o los iraníes de Qom y Hamadán, o los milicianos invasores iraquíes de los pantanos de Nasiriya y los aliados extremistas de Bagdad, o terroristas del partido libanés de Hasán Nasralá, Hezbolá, invadir por tierra, mar y aire, matar niños y mujeres y bombardear a los refugiados mientras el Consejo de Seguridad de la ONU no hace nada?
Es un enorme escándalo. Es una vergüenza permanente que nunca podrá ser borrada. (…)
Hay diariamente esfuerzos internacionales para perseguir al ISIS y a Al Qaeda. Las medidas han sido adoptadas rápidamente y eso es fantástico. Se trata de buenos y benditos esfuerzos realmente necesarios. Sin embargo, no vemos el mismo ritmo, entusiasmo, rapidez y consenso para poner fin al horrible terrorismo iraní en los países árabes. No vemos esos esfuerzos en la golpeada Alepo. ¿Por qué? ¿Es porque los sirios de Alepo o los iraquíes de Mosul valen menos?
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Fuente: El Medio
