Las ganancias de Israel podrían haberse erosionado si la operación se hubiera prolongado. El alto el fuego, que puso fin a este estallido después de 5 días, garantiza casi con certeza que el Día de Jerusalén transcurrirá sin incidentes.
El alto el fuego, que entró en vigor anoche, fue en claro interés de Israel y pone fin a una operación exitosa; es cierto que logró metas y objetivos limitados, pero Israel tenía la ventaja.
La justificación israelí para poner fin a la operación en este momento es que los objetivos de la operación se han logrado por completo. La Jihad Islámica Palestina (PIJ) sufrió un duro golpe durante los primeros días del ataque. Toda su élite militar operativa ha sido eliminada y sus sucesores son comandantes jóvenes e inexpertos que necesitarán tiempo para estabilizar sus posiciones. El PIJ lanzó más de 1.000 cohetes hacia Israel pero no causó mucho daño. Por otro lado, pagó un alto precio al sufrir daños importantes en sus instalaciones militares, principalmente en su capacidad de acumulación, almacenamiento de municiones y pozos de lanzamiento de cohetes. Israel respondió sin dañar a demasiados no combatientes mientras lograba dejar fuera de la operación a Hamas y otros miembros del eje iraní.
Hamás también jugó un papel
Estas ganancias podrían haberse erosionado si la operación se hubiera prolongado. Habría disminuido el número de objetivos de alta calidad y habría aumentado la posibilidad de cometer un error (así como el éxito operativo de la PIJ, al disparar cohetes o un misil antitanque que apuntaba a un objetivo fugaz). Con el paso del tiempo, Hamas habría sido arrinconado; ahora se beneficia del hecho de que el estatus de la PIJ se ha erosionado, es decir, el desafío militar interno al que se enfrenta se ha debilitado, pero el continuo cierre de los cruces fronterizos, la prevención del paso de combustible a la Franja de Gaza y la detención de trabajadores que llegaban a Israel, habrían ejercido presión sobre la organización por parte de la población local para encontrar una solución al cierre.
Para evitar esta situación, Hamas también trabajó entre bastidores para finalizar el alto el fuego. Las negociaciones, conducidas a través de la mediación egipcia desde el momento en que comenzó la escalada con la eliminación de los tres altos cargos de la PIJ, ya estuvieron cerca de un acuerdo en varias ocasiones en los últimos días, pero se estancaron una y otra vez debido a la insistencia de las partes en determinada redacción.
Una fórmula razonable
Quien planteó dificultades desde el lado de la PIJ fue el líder de la organización, Ziad al-Nakhalah. Desde su ubicación en Beirut, y con su patrocinador iraní respirándole en la nuca, Nakhalah exigió que Israel accediera a detener los asesinatos. Israel se negó a comprometerse con esto públicamente y exigió que la organización se comprometiera a dejar de lanzar cohetes. Los egipcios sugirieron que las partes se comprometieran con este acuerdo mutuo: detener los asesinatos por parte de Israel y el lanzamiento de cohetes de la PIJ, con El Cairo garantizando que se respete el acuerdo.
El establecimiento de seguridad de Israel consideró que esta era una ecuación razonable que les permitiría poner fin a las hostilidades. En cualquier caso, Israel eliminó a aquellos a los que había atacado en esta operación, y si la PIJ se abstiene de disparar en el futuro, Israel no tendrá motivos para matar a su pueblo.
Por otro lado, si vuelven a tomar medidas, Israel se desvinculará de su parte del acuerdo. Si las partes continuaron insistiendo en la redacción, los disparos también habrían continuado, lo que habría resultado en más víctimas e incluso en un evento no intencionado importante que dificultaría detener los combates.
El cese de las hostilidades en este momento asegurará, casi con certeza, que el Día de Jerusalén transcurra tranquilamente esta semana. En los últimos años, Hamas logró aumentar las tensiones en torno a este día con el falso pretexto de que la Mezquita de Al-Aqsa estaba en peligro, y es probable que lo hubiera intentado también este año. Sin embargo, la Operación Escudo y Flecha demostró una vez más que Hamas no está interesado en luchar, y es dudoso que arrastre a Gaza a otra campaña militar, más sangrienta e incluso más violenta, justo después de que termine la ronda actual.
Por lo tanto, desde el momento en que se alcance el acuerdo y cesen los disparos, volveremos a la rutina normal y se garantizará a los residentes de la zona de Gaza un período de tranquilidad, sujeto al tiempo que Israel podrá mantener su disuasión contra Gaza.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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