El Señor tu Dios está contigo, el poderoso guerrero que salva. ”Predica

El entrenador de baloncesto de la escuela secundaria era un tradicional, un chillón de la vieja escuela que motivaba con miedo y vergüenza. Su voz era vigorosa, pero lo oí sólo cuando hice algo malo. Si me volvía la pelota en la ofensa o soplaba mi asignación en la defensa, la práctica se detendría, y la vergüenza comenzaría. Rojo en las mejillas y espumoso en la boca, él gritaría hasta que tuve que limpiar el escupitajo fuera del lado de mi cara. Jamás lo conocí fuera de la práctica del baloncesto, pero sé que él era un hombre enojado.

Bastante gente tienen una perspectiva semejante de Dios. Ellos creen que es un adulto mayor gruñón que debe hallar su sendero, y que cuando no lo hace, va a ser la vergüenza, la culpa, y asustar a la multitud para colocarlos online. Aunque la mayor parte no lo diga en voz alta, en el fondo, inclusive varios creyentes opinan en Dios como “el Dios que está fuera para conseguirme”, que él está aguardando a que nos ensuciemos para que logre realizar su cuota divina para castigar el pecado. A lo mejor esto viene de una lección especial o de una mala vivencia con una iglesia o un católico, pero de algún forma, esto es cuántos funcional mente ven a Dios.

Cuando abrimos la Biblia, estamos con un Dios muy distinta. El Dios que se deleita. El Dios que canta. El Dios que salva.

El Señor tu Dios está contigo, el poderoso guerrero que salva. Él va a tener gran deleite en ti; En su amor por el momento no te reprenderá, sino que te regocijarás cantando. (Sofonías 3:17)

Este se encuentra dentro de los versos más inspiradores y alentadores que nunca va a existir leído, pero no con apariencia de “poder de pensamiento positivo”. Leer este pasaje únicamente como una inspiración de la recolección lo rebajaría y oscurecería su significado real. Sacar el versículo de su contexto del Obsoleto Testamento y rodear lo de nubes y palomas es perder la alegría sustantiva y el deleite pesado de que habla. Investigar el pasaje en su grupo, no obstante, es comprender la hondura de la canción y la historia más extensa de la cual es parte.

Una hermosa canción de placer
Sofonías 3:17 empieza declarando una de las verdades más simples pero hermosas: El Señor salva. En tanto que la mayor parte de nosotros tienden a centrarse en lo que somos salvos, este versículo enfatiza lo que nos ahorramos. Según Sofonías 3, no sólo somos salvos del juicio, sino que además somos salvos para la alegría, la alegría de Dios.

Antes de ver por medio de esta ventana en el medio de Dios, permítan me invitar a los lectores a responder: ¿Qué crees que Dios siente verdaderamente cuando te mira? Para bastantes de nosotros, aunque entendemos intelectualmente que Dios nos quiere, suponemos en nuestros corazones que Dios está decepcionado, enojado o inclusive indiferente a nosotros. Otros de nosotros entendemos que nos encontramos perdonados, pero pensamos en nuestra posición frente Dios sólo en términos negativos: Él no está enojado conmigo. No soy culpable.
Varios cristianos llevan esta percepción de Dios porque nosotros exageramos lo que somos salvos y pasamos por prominente lo que nos es salvo. Piénse si alguien me preguntó cómo me siento sobre mis hijos, y le dije: “No los odio”. Esa es una afirmación verídica, pero no es bastante. Amo a mis hijos. Me deleito en ellos. Pero cuando pensamos en nuestra relación con el Señor, con mucha continuidad sólo pensamos en las cosas que Dios no piensa ni siente: “No está enojado conmigo. Él perdonó mi pecado. “

Sofonías 3:17 afirma que Dios es poderoso para socorrer y se enfoca en lo que Dios nos salva. Más allá de que hay muchas facetas de lo que se nos ahorra, la triple afirmación de Sofonías 3: 17 -que Dios se deleita en nosotros, que por el momento no nos reprenderá y que se regocijará por nosotros- es posiblemente el más hermosos pronunciamientos De la felicidad y amor de Dios en toda la Biblia.

Fuente: Cristo Viene Noticias

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