Ramona es una cristiana de 37 años que vive en África. A pesar de ser feliz con Cristo, ella pasó por momentos muy difíciles. Esto porque su familia no quería aceptar el hecho de que se hubiera convertido al cristianismo.
Ella tuvo que huir de su padre, que intentó matarla justamente a causa de su conversión. Ramona contó a las Puertas Abiertas que estaba en su iglesia durmiendo tras una vigilia cuando despertó asustada.
Ella oyó a su padre hablar con un extraño en el exterior, pidiendo ayuda para lidiar con su hija. “Ramona se levantó y se fue a la sala de visitas, donde vio un cuchillo sobre la mesa”. “Ella se sorprendió cuando percibió lo que estaba planeando”, cuenta el sitio de Puertas Abiertas.
La cristiana entonces tuvo que huir a la casa de su hermana, Mariam, que también era cristiana. Ramona creció en Beni, en la provincia de Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo. Después que un amigo cristiano la invitó a ir a la iglesia, ella pasó a ir con frecuencia.
Amarga decepción
Ramona se alegraba en escuchar las enseñanzas del pastor y decidió entregar su vida a Cristo. Pero para su familia, su decisión fue una amarga decepción.
“Después que fui bautizada, me amenazaron. Ellos querían que yo negase a Jesús, pero les dije que no podría ser una hipócrita”. “Yo no podía negar a Jesús”, contó.
En los últimos cuatro años, Ramona sufrió el rechazo de la familia y llegó a enfermarse. Afortunadamente, su iglesia la ha apoyado mucho. “Me confortaron. “Yo agradezco a Dios por ellos”, subraya.
“Su apoyo me ayudó a vivir mi fe, independientemente de las amenazas y el rechazo de mi familia. Mi familia de la fe me inspira a permanecer fiel a lo que creo y me apego a Jesús. Yo sé que, en todo lo que paso, el Dios que sirvo es capaz de liberarme “, concluye.
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Fuente: Biblia Todo
