Las mujeres que prestan servicios en las unidades de las FDI de primera línea dicen que no tienen miedo.
El debate en las FDI sobre la integración de mujeres en unidades de combate continúa con toda su fuerza, junto con uno similar en las redes sociales. Algunos piensan que las mujeres no deberían estar en el ejército en absoluto, otros creen que deberían servir en el frente interno, mientras que otros piensan que el servicio de combate de las mujeres debería restringirse a zonas menos peligrosas. Y algunos creen que todos los roles en las FDI deben estar abiertos a las mujeres, a quienes se les debe asignar en función de sus capacidades, no de su género.
Pero hay un grupo que no se molesta por el discurso: las mujeres que sirven en las unidades de combate, que son las que establecen los hechos sobre el terreno día tras día. O como la sargento Ofir Weingold, una técnica del 53° Batallón Blindado que acaba de terminar un largo despliegue en la frontera de Gaza, donde estaba sirviendo durante la Operación Guardián de los Muros en mayo, dice: «¿Ir a la batalla? No hay forma de que me quede atrás. No sucederá «.
Todos los días, las mujeres soldados, algunas en funciones de combate, otras en funciones de apoyo al combate, trabajan codo con codo con los hombres. A veces, son las únicas mujeres en sus respectivas empresas y demuestran que la oposición a que hagan estos trabajos no tiene más raíces que estereotipos.
Sargento. Daniel Hatan: creo que algunas mujeres están hechas para estar en combate
«Mi nombre es Ofir. Tengo 20 años, soy de Barkan. Cuando me reclutaron, me uní al Cuerpo de Tecnología y Mantenimient, y después del entrenamiento básico y el curso de tanques me asignaron al 53º Batallón», dice. Weingold sirve en una unidad que corrige la sofisticada tecnología de los tanques y, en tiempos de guerra, estos soldados pueden ser llamados a territorio enemigo para hacer reparaciones, incluso bajo fuego.
«Fui la primera chica que se unió a una compañía de soldados de combate masculinos, y no hay duda de que estaban un poco en estado de shock al principio, pero poco a poco comenzamos a darnos cuenta de las ventajas, como el orden y la organización, y un punto de vista diferente», dice Weingold.
Últimamente, el 53.º Batallón ha estado entrenando intensivamente en los Altos del Golán después de siete meses en la frontera de Gaza.
«Trabajamos duro allí, bajo fuego, día y noche. Fue un desafío, sin duda», dice Weingold. «Nuestro trabajo es definitivamente duro, pero no le tememos al trabajo duro. Un poco de lluvia, un poco de barro, pero todo está bien».
Durante la Operación Guardián de los Muros, las FDI comenzaron los preparativos para una posible incursión terrestre en la Franja de Gaza, lo que no sucedió. Sin embargo, para gran consternación de Weingold, incluso si las FDI hubieran entrado en Gaza, ella no habría sido parte de la operación, ya que la directiva militar para la integración de las mujeres en el combate actualmente no permite que las mujeres soldados solas de su unidad entren en el territorio enemigo.
«Estoy clasificado como un fusilero de nivel 3, un soldado de combate, y puedo cruzar la frontera, y si hubiera una incursión y hubiera otra mujer soldado u oficial, podría entrar. Me gustaría, definitivamente. Cuando estaba en medio de toda la locura, dije que si había una incursión terrestre, sería 100% parte de ella, no había forma de que me quedara atrás, no sucedería. Me dieron permiso durante el operativo y lo rechacé. Dije que no había forma de que los soldados lo pasaran sin mí. Me quedé con ellos», dice.
La Sargento Daniel Hatan, de 19 años, médico de la compañía en la base de entrenamiento del 9º Batallón Blindado, tampoco le teme a la idea de ir a la batalla. Incluso está feliz de haber sido ascendida de su trabajo inicial en inteligencia de combate.
«Al comienzo de mi servicio de combate pasé por el entrenamiento de infantería fronteriza, pero luego me di cuenta de que no me adaptaba tanto a lo que sucedía allí y pedí otro trabajo. Me ofrecieron la oportunidad de unirme a un nuevo piloto que pondría a las médicas en unidades blindadas de combate. Incluso me dijeron que sería fácil porque ya me consideraban un soldado de combate y si las cosas se volvían reales, me enviarían al otro lado de la frontera «, dice Hatan.
Cpl. Hadar Simchon: Los hombres y mujeres de esta unidad hacen exactamente el mismo trabajo
«Creo que hay mujeres que están realmente hechas para estar en combate y pueden hacer de todo, lo cual es genial. Pero no creo que sea a expensas de la profesionalidad, es necesario mirar de cerca y asegurarse de que cada mujer soldado de combate tiene el carácter adecuado, porque sigue siendo un batallón lleno de chicos. Creo que hay mujeres que pueden hacer el trabajo igual, o incluso mejor ”, dice.
«Tuve que llevar a algunos soldados en camillas, y no fue fácil, pero la parte agotadora del trabajo es la atención médica de rutina. No me arrepiento del camino que he elegido. He experimentado cosas que nunca tendría en ningún otro lugar, y recomiendo que las chicas que encajan en el trabajo hagan lo que yo hice «.
La Cpl. Hadar Simchon, de 19 años, sirve en un lanzacohetes en el 334 ° Batallón de Artillería y no se arrepiente de haber elegido el papel ni por un momento.
«Al principio, quería unirme a las fuerzas especiales y no había oído hablar de los cohetes, pero cuando me enteré, me emocioné «, dice.
Simchon y sus camaradas operaron un lanzamiento de cohetes MLRS que puede cubrir áreas tan grandes como un campo de fútbol y ayudar a golpear al enemigo. «Es una herramienta loca con un poder enorme», dice.
Su batallón de artillería se encuentra ahora en medio de un entrenamiento en los Altos del Golán. «Practicamos el uso del equipo … perforamos todo lo que podría suceder en la guerra».
Según Simchon, los hombres y mujeres del batallón hacen exactamente los mismos trabajos. «La ventaja del MLRS es que no es necesario levantar los caparazones, por lo que la igualdad es notable: todos hacen exactamente lo mismo», dice.
Fuente: IsraelHayom- Traducido por UnidosxIsrael
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