Imagen ilustrativa. Seguidor del hinduismo en el templo de Kamakhya, en Guwahati, India.
Venkatesan creció en la India en una comunidad dalit, también conocida como “intocables”, adorando ídolos y aprendio magia negra con su padre.
Su madre, por otra parte, participaba regularmente de las reuniones de oración de los cristianos. Ella constantemente oraba por su familia e intentaba enseñarles sobre la salvación en Jesucristo. Sin embargo, solían rechazar sus creencias.
A los 32 años, Venkatesan intentó atravesar una autopista en bicicleta y fue atropellado por un camión, que lo arrastró por una larga distancia. Él agonizó sobre el asfalto por cerca de una hora, pero nadie se detuvo para socorrerlo. Él fue llevado por la policía al hospital y quedó en coma durante varios días.
Su madre se mantuvo al lado del hijo y permaneció en la fe, contando con las oraciones y ayuno de su iglesia. Mientras todo esto estaba sucediendo, Venkatesan tuvo una visión de Cristo bajando del cielo con miles de ángeles y después sintió su toque con las manos perforadas por los clavos.
“Te amo a mi hijo”, oyó a Jesús decir. “Siempre serás mi hijo. Yo nunca te dejaré solo y mi amor nunca acabará. ¡Seras sanado! “
Cuando Venkatesan abrió los ojos, vio a su madre y los miembros de la iglesia arrodillados y orando al lado de su cama, con los ojos llenos de lágrimas. Él llamó a su madre y glorificó a Dios en voz alta.
Al oír el ruido, el equipo médico corrió hasta la sala, analizó el nuevo estado de su paciente y declaró su supervivencia como un milagro. Venkatesan renunció a sus antiguos pactos con la magia negra y se rindió a Cristo en aquel instante.
Después de la conversión de Venkatesan, su padre también se entregó a Jesús años antes de su muerte. Casado y con un hijo, Venkatesan permanece fiel en su servicio al Señor a través del ministerio de Biblias para Oriente Medio
Fuente: Ante el Peligro de Apartarse de Dios
