¿Vuelve la tensión a las relaciones UE-Turquía?

Serkan Demirtas analiza en este artículo los posibles efectos de la decisión de la Justicia griega de rechazar la extradición de unos soldados turcos presuntamente involucrados en el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.

(…) el rechazo de la demanda de extradición de ocho militares fugitivos que han tomado parte en el intento de golpe de Estado que intentó derribar al Gobierno turco podría suscitar la más dura reacción y, en las actuales circunstancias, podría implicar la cancelación del acuerdo bilateral de readmisión con Grecia.

Cabe destacar que este acuerdo constituye la espina dorsal del pacto sobre inmigración entre Turquía y la Unión Europea, que fue negociado el pasado 18 de marzo de 2016, con el objetivo de detener el flujo de inmigrantes irregulares de Turquía a las islas griegas. El acuerdo dice que por cada inmigrante sirio enviado de vuelta a Turquía desde las islas griegas, un sirio presente en Turquía será reasentado en la UE.

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Esta nueva tensión entre Turquía y Grecia aumentará sin lugar a dudas la importancia de la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, a Turquía el próximo 2 de febrero. El tema prioritario en la agenda de Merkel ya era el acuerdo sobre inmigración, pero este nuevo acontecimiento introducirá con seguridad una nueva y más difícil dimensión.

En lugar de seguir insistiendo en propiciar la paz entre palestinos e israelíes, los analistas Hillel Frisch y Yitzhak Sokoloff sugieren a la Administración Trump que vuelva su mirada hacia el este y recurra a Jordania como factor de estabilización.

La fuerza gravitacional de una Jordania próspera reforzaría los lazos (…) que siempre han existido entre las ciudades de la Margen Occidental y Amán. Alentaría a los palestinos de la Margen a mirar hacia Jordania como la mejor garantía de su futuro económico y político.

(…) Jordania tiene el potencial (una vez más) de convertirse en una gran influencia estabilizadora en la política palestina, lo que serviría a los intereses de Israel, de Jordania y del propio pueblo palestino.

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La inauguración de una Administración americana no comprometida con el principio de un Estado palestino independiente ofrece a Israel la oportunidad de abogar por una visión estratégica a largo plazo, fundamentada en la construcción de una Jordania próspera que proporcione una alternativa al modelo de la solución de dos Estados [con la Autoridad Palestina como actor esencial].

Hirsh Goodman, del Jerusalem Center for Public Affairs, asegura que una amplia retirada israelí de los territorios en disputa, posición que defiende el Partido Laborista israelí, no resolvería el conflicto con los palestinos sino que, por el contrario, traería nuevos problemas.

Sin la presencia de la seguridad israelí, la industria armamentística ilegal palestina en la Margen Occidental florecerá y el terrorismo será legitimado y alentado. Los objetivos estratégicos israelíes clave, como los barrios de Jerusalén (…) y todo el centro de Israel, incluido el Aeropuerto Ben Gurión, podrían ser amenazados y cerrados a voluntad con el lanzamiento de un cohete rudimentario desde una colina de las inmediaciones (…) Retomar esos territorios sería problemático y el restablecimiento de una Autoridad Palestina fiable sería imposible. (…)

Está también la dimensión interna israelí. No es difícil imaginar las consecuencias políticas y sociales que una reubicación unilateral –probablemente forzada– de 100.000 ciudadanos israelíes provocaría en el país. Si la evacuación de Gaza fue un temblor, esto sería un terremoto.

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Fuente: El Medio

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