The Jerusalem Post publica un editorial en el que aclara la situación legal de la construcción de viviendas en la zona oriental de la capital israelí. Allí no hay técnicamente “asentamientos”, por lo que, afirma, las condenas de EEUU y la Unión Europea son absurdas e injustas.
La construcción de viviendas en un barrio de Jerusalén muy consolidado –Guiló fue fundado en 1973– no puede ser calificada por definición como [actividad desarrollada en] un “asentamiento”. Pero el significado de las palabras no importa a la Unión Europea, que dice que la decisión de construir en “el asentamiento de Guiló, en la tierra palestina ocupada de Jerusalén Este, socava la viabilidad de una solución de dos Estados”.
Casi medio siglo después de que Israel reunificara su amargamente dividida capital (…) los medios de manera ignorante repiten la narrativa palestina que reclama Jerusalén Este como su futura capital, como si la sección de la ciudad que capturó la Legión Árabe y ocupó Jordania durante 19 años fuera una entidad histórica. De acuerdo con esta visión deformada, los medios extranjeros se refieren con insistencia a los judíos que viven en el corazón de su capital histórica como “colonos”.
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La expansión de los barrios de Jerusalén para acomodar a la creciente población es un asunto de competencia municipal. No debe ser una preocupación de terceros como el Departamento de Estado estadounidense, que nos haría a todos un favor si simplemente estudiara los hechos.
Yusif Kalian, del Washington Institute, explica en este artículo que las milicias chiíes que operan en Irak y reciben el apoyo de Irán pueden tener como modelo a la organización terrorista libanesa de obediencia iraní.
Las UMP [Unidades de Movilización Popular, grupos chiíes iraquíes que combaten al Estado Islámico] están insinuando que quieren transformar las milicias en estructuras políticas organizadas. Hezbolá proporciona un modelo (…) Las UMP están intentando usar su poderío militar (…) para llegar al poder en beneficio de Irán, algo idéntico a lo que Hezbolá hizo en el Líbano.
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La marca iraní Hezbolá existe en Irak desde 2003, bajo la forma de Kataib Hezbolá, un grupo que combatió contra los americanos y las fuerzas aliadas durante la contienda sectaria de 2007 y luce una copia casi exacta del logo de Hezbolá en la bandera.
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Los chiíes del Líbano y de Irak son dos comunidades separadas y únicas. Tienen historias, narrativas y doctrinas teológicas distintas, pero una única dinámica social. Sin embargo, lo que está claro es que en ambas circunstancias Irán se ha aprovechado del caos para reforzar a sus aliados.
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EEUU debe hacer todo lo posible en Bagdad, Teherán o Moscú para evitar que los dirigentes de las UMP se transformen en líderes políticos. Si no se toman precauciones, Oriente Medio acabará con un país con cinco veces la población del Líbano bajo el control directo de Irán.
Turki Aldajil, director general de Al Arabiya, subraya en esta colaboración el error del presidente saliente de EEUU de cifrar en el acuerdo nuclear con Irán sus esperanzas de estabilidad para la región. Aldajil confía en que la Administración Trump revise esta política y forje una nueva alianza estratégica con Arabia Saudí.
La nueva etapa política en EEUU puede [conducir] al resurgimiento de las relaciones con Arabia Saudí, basadas en la asociación en el campo de la visión política y de los intereses bilaterales. Arabia Saudí mira al mundo desde una perspectiva de civilización y cree en las instituciones y la legitimidad del Estado. Por otro lado, Irán no tiene nada en común con EEUU en términos de ideas, políticas y valores.
Los años débiles de Obama ya han pasado, y ahora asistimos a un nuevo capítulo que esperamos sea una alternativa a los errores de este pasado abismal.
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Fuente: El Medio
