Roisentul, el médico que cura heridos sirios en Israel

El médico argentino que trabaja en el norte de Israel y será premiado por su labor humanitaria. 


“Mis manos han tocado la sangre de mi enemigo, no para desgarrar su piel sino para curar sus heridas” dijo al finalizar su conferencia el doctor Alejandro Roisentul, quien trabaja en el hospital de Safed en el norte de Israel, a 30 kilómetros de la frontera con Siria.

Roisentul, quien nació en Buenos Aires en 1964, narró su vida salvando heridos durante una hora intensa este jueves en el aula magna de la Universidad Maza y que estuvo totalmente colmada.

El médico mostró dos videos, uno mostrando las terribles heridas y amputaciones que sufrieron los que llegaron al hospital. La segunda película contenía un breve discurso que hizo el conocido Shimon Peres, estadista y premio Nobel de la Paz israelí. Sólo tuvo elogios para los médicos del hospital de Safed. Fue también una proclama de paz y citó una experiencia personal: “Vi una vez una nena siria que venía con una pierna amputada. Al verla no hubo diferencias políticas o religiosas, era una inocente”.

Roisentul será premiado en unos días por la Asolación Americana de Cirugía Maxilofacial por su trabajo humanitario de estos años. Junto a su equipo no sólo atienden a los enfermos de la zona sino también a los sirios que inexplicablemente cruzan una frontera absolutamente cerrada.

El trabajo

Cientos de heridos llegan como pueden: con piernas, brazos o manos amputadas. Todo tipo de heridas atraviesan sus cuerpos. Vienen del otro lado, de Siria, donde el 80 por ciento de los hospitales desaparecieron y del cual huyeron 15.000 médicos.

Vienen heridos muy graves que a  veces están 3 o 4 días tirados en el terreno y llegan por sus propios medios, totalmente desequilibrados. Vienen con heridas de Kalashnikov en la cabeza, la cara y los ojos. “Vemos también graves heridas cerebrales que son derivados a otros centros asistenciales”, indicó.

“Cuando tenía 24 años comencé a trabajar en el hospital. Hice la especialización oral maxilofacial en Israel. He pasado momentos tranquilos hasta que se desató la guerra del 2006 con Líbano. Durante días cayeron decenas de misiles alrededor y dentro del hospital. Eran 30 o 40 misiles por día. Cada media hora sonaba la alarma y debíamos buscar refugio. Nuestra vida estuvo en peligro”.

Narró también que “en 2013 estalló la guerra civil en Siria nos agarró de sorpresa porque estábamos trabajando y, de repente, nos dijeron que nos esperaban 7 heridos sirios que no sabíamos cómo habían llegado ni como habían traspasado la frontera para llegar a un país enemigo”.

“Los tratamos, los atendimos y después llegaron otros más y otros más. Hasta hoy arribaron más de 4.100”, sostuvo.

Explicó que “nada fue planificado pero ahora el hospital está preparado y el servicio va a costas de los israelíes que están internados. Los sirios reciben la misma atención que los israelíes. Ellos no tienen documentos, ni dinero, ni seguros, nadie paga por ellos pero están  recibiendo un tratamiento de primer nivel y se quedan internados los meses que hace falta. Se tienen que quedar hasta que puedan moverse, hablar, caminar, para que puedan volver con dignidad a su país”.

La organización para atender a estos heridos hizo posible que “un colectivo viene cada dos semanas y trae enfermos para seguir con sus tratamientos y otros para que los vea un médico por primera vez”.

Una cuestión humanitaria

Expresó Roisentul: “Esto es una cuestión humanitaria. Esta gente está totalmente desamparada. Esto lo superamos porque para nosotros es una misión con una razón humanitaria. Lo más importante es que Israel le está dando una ayuda humanitaria a  un país vecino que se considera enemigo pero a la larga cuando uno atiende a una persona, no  es un enemigo, es una persona. Los países son enemigos, no las personas”.

“Uno pone al costado todas las creencias, ellos también porque es una cosa de los dos lados y a la larga cuando uno se limpia de todas esas creencias, de todas esas ideas de que ellos son los enemigos, como dijo un paciente sirio: `Estamos tratados por el diablo´…Porque para ellos somos el diablo”.

“De repente se dan cuenta que el diablo no es  tan malo y luego, no es el diablo, es alguien que me ayuda. No es lo que me contaron”.

“Esperamos que ellos vuelvan al otro lado y digan a sus próximas generaciones que ellos no son tan malos, hay con quien hablar  y podemos hacer la paz.

“Lo más tremendo es que en Israel siempre se habla de la próxima guerra porque no hay paz, no hay entendimiento”.

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Fuente: Unidos x Israel

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