Planned Parenthood es la que paga la factura de la derrota de Clinton

Tras la victoria de Trump el pasado 8 de noviembre no han dejado de sucederse las especulaciones sobre quiénes son los verdaderos ganadores y perdedores de los comicios.

Lo indudable es que uno de los mayores perdedores de las pasadas elecciones ha sido la cadena nacional de clínicas abortistas Planned Parenthood.

Durante el pasado año el gobierno de Obama financió a la organización abortista con 528 millones de dólares aportados por los contribuyentes, que suponen un 41% de su financiación total.

Trump, por su parte, prometió durante su campaña electoral que si salía elegido acabaría con las contribuciones a la cultura de la muerte.

Inmediatamente el miedo se apoderó de los afiliados políticos de la multinacional abortista que gastaron aproximadamente 38 millones de dólares en la campaña de Clinton (la inversión inicial era de 20 millones y después decidieron dar 30 más) para volcar todos sus esfuerzos en conseguir que la demócrata y los candidatos pro-aborto vencieran y se hicieran con el mando de los Estados Unidos.  

Si Clinton se hacía con el poder la cadena podría continuar recibiendo dinero del Estado y seguir así con el funcionamiento de la máquina de matar inocentes

Sin embargo, no lo consiguieron y nada más conocerse la victoria de Trump las clínicas empezaran a recibir donaciones anónimas. En total, casi 80.000 en un día de las cuales no han querido revelar el monto final. Susan Dennard, periodista del New York Times incluso animó a sus seguidores de la red social Twitter a donar dinero para «la causa».

2 things I’m doing today:

1) Donating to Planned Parenthood: https://t.co/LOtMzUR6aY

2) Subscribing to a newspaper.

— kateyrich (@kateyrich) 9 de noviembre de 2016

Pero la causa puede estar definitivamente perdida si Trump cumple finalmente su promesa. Porque la multinacional abortera se quedará sin el generoso maná que Obama le daba hasta ahora. Pierde el dinero invertido en apoyar a los demócratas, y pierde el dinero que le daba el presidente.

Clinton ha sido una animadora sin control para Planned Parenthood y la industria del aborto. Ella y la presidenta de la organización Cecile Richards han sido almas gemelas y no cabe duda de que si Clinton hubiera ganado, la organización Planned Parenthood habría sido dueña del Despacho Oval.

Y es que, las rabiosas opiniones pro-aborto de Clinton son conocidas desde hace bastante tiempo. Prueba de ello fueron sus intervenciones durante el tercer debate presidencial, cuando Clinton defendió sin piedad las prácticas abortistas.

Sin embargo, con la elección de Donald Trump, existe una verdadera expectativa de que el Congreso apruebe leyes o proyectos de ley para cesar la financiación de Planned Parenthood.

Es la razón de que no hayan dudado en invertir casi el 8% del dinero aportado por todos los contribuyentes en la victoria de Clinton y así poder asegurarse la supervivencia.

Aunque varios medios citaron a Trump durante la campaña diciendo que Planned Parenthood hace «muchas cosas buenas», lo cierto es que estas declaraciones nunca se produjeron y el republicano se ha mostrado inflexible en su oposición a que se continúe asignando fondos federales a la organización para realizar abortos.

La web del presidente electo afirma que su nueva administración trabajará para «proteger la vida humana de los inocentes desde la concepción hasta la muerte natural» y «proteger la conciencia individual en el cuidado de la salud».

Las promesas que Trump puede empezar ya a cumplir 

De hecho, Trump puede empezar a cumplir sus promesas inmediatamente en los siguientes temas:

En primer lugar, terminar con la presión del Obamacare para financiar el aborto. Trump prometió que pondrá fin a los subsidios de los contribuyentes federales de los planes de seguro de salud que incluyen la cobertura del aborto.

También se espera que el nuevo Secretario de Salud y Servicios Humanos elimine la ley de anticonceptivos y abortos, la cual obliga a que todas las pólizas de seguro de salud incluyan cobertura gratuita de medicamentos y dispositivos abortivos.

Trump se ha comprometido además a firmar la legislación que prohíbe los abortos tardíos. Conocida como “Pain-capable unborn child protection act” («Ley de protección al bebé nonato para que no sienta dolor»), podría prohibir los abortos después de 20 semanas de embarazo.

Si bien será una carrera cuesta arriba para obtener la aprobación del proyecto de ley en el Senado teniendo un destino incierto ante la Corte Suprema, sin embargo será muy útil contar con una pluma favorable en el Despacho Oval en ésta y otras prioridades pro-vida.

No obstante, la contribución más duradera de Trump a la causa pro-vida serán los nombramientos de la Corte Suprema.

Trump es el primer candidato presidencial en la historia de Estados Unidos que ha declarado que nombrará «jueces pro-vida» ante la Corte Suprema.

Sin precedentes similares, Trump ha publicado dos listas de nominados potenciales, todos los cuales se espera que diriman los casos basando sus consideraciones  en el significado original de la Constitución.

Primero será la selección de un sustituto para el difunto juez Justice Antonin Scalia. Incluso si Trump tiene éxito en el nombramiento de un juez conservador para reemplazarlo, el Tribunal Supremo seguiría dividido entre cuatro liberales, cuatro conservadores y un voto moderado del desacreditado juez Anthony Kennedy.

Sin embargo, si uno de los jueces liberales de la Corte cesaran su actividad, el republicano tendría la oportunidad de nombrar a un quinto juez conservador. Eso podría conducir a la revocación de Roe V. Wade, y el retorno de la jurisdicción del aborto a los estados.

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Fuente: Actuall

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