Un niño, hijo de pastores hoy por hoy puede testificar sobre el poder de Dios para su sanación, pues éste fue contagiado con el virus de E-coli, lo que le afectó gravemente sus riñones poniendo en peligro su vida.
Sus padres, Joel y Janie Taylor, pastores de Bethel Music, llevaron de inmediato a Jaxon de 3 años a u hospital donde permaneció en terapia intensiva debido a su estado de salud, “Pensé que estaba perdiendo a mi hijo. Aunque pase por eso, no sé si me va a tocar de nuevo”, dijo la madre, Janie, recordando la ocasión en que el hijo fue internado.
Esta situación ocurrió en los días previos a Navidad, donde rápidamente solicitaron la ayuda en oración de su iglesia y hermanos de fe, donde sus amigos más cercanos enseguida respondieron, “Sólo sentí que aquel gigante de la incredulidad estaba delante de mí y yo pensé: ‘Jaxon va a morir esta noche. No vamos a ver el milagro”, dijo Jonathan David, amigo de la pareja.
Asimismo, David compuso una canción de victoria basada en este proceso que no fue fácil, “Mientras ese gigante quedaba a mi frente, de repente, de mis entrañas, esa canción empezó a salir”, dijo citando frases de la canción como “Yo levanto un grito de aleluya en la presencia de mis enemigos. Mi arma es una melodía “y” el cielo viene a luchar por mí “, empezaba a escribir Jonathan y cuando estuvo lista, se la envió a los Taylor y Jaxon podíoa escucharla desde la cama del hospital.
Luego de que el niño no caminara ni hablara, escuchando la canción y proclamando estas palabras, Jaxon empezó a sanar rápidamente hasta obtener el alta médica en menos de lo que sus padres creían; los padres Taylor dicen que esta alabanza fue como un instrumento de Dios para salvar la vida del niño.
“Nuestro hijo fue milagrosamente curado y hoy está perfectamente sano. Para nosotros, la victoria se convirtió en una declaración de verdad sobre la falta de esperanza, una declaración profética en la tempestad de la adversidad y un grito de guerra ante lo imposible. La batalla pertenece a nuestro Dios. y nuestro Dios es victorioso! “, concluye Joel Taylor.
Fuente: Biblia Todo