Las Misiones Mundiales emitieron una historia de final feliz. Rachel, de 43 años, que una vez fue una consumidora de drogas y ahora vive totalmente diferente de la situación crítica de su pasado como adicta.
Raquel conoció el crack a los 22 años. Incluso sin haber experimentado otra droga, se hizo adicta a través de la influencia de amigos. Tuvo una infancia difícil, viviendo en hogares adoptivos y durante la adolescencia perdió a su madre.
Después del crack, Raquel tuvo tres hijos pero perdió la custodia de los dos. Llegó a vivir en las calles con el hijo menor, donde fue abusada física y emocionalmente, quedando al borde de la muerte.
En 2013, pesando sólo 29 kilogramos y viviendo en una casa abandonada, Raquel pidió ayuda a una vecina, que contó que oraba por ella durante meses. Fue esa vecina que la llevó a Cristolandia.
En la Casa Rosa (SP), ella encontró ayuda, cuidado y restauración para ella y su familia.
Hoy Raquel, con 43 años, vive con su hijo menor, está empleada y ve la transformación hecha por Dios en su familia.
¡Jesús transforma!