A los 14 años, Rachel tuvo su primer novio, pero sólo un año después, se sintió atraída por otra chica. A pesar de que había sido cuestionado si era correcto tener esa sensación, que no tenía base cristiana para indicar la homosexualidad como una distorsión.
Las dos se besaron por primera vez en el aniversario de 16 años de Rachel e iniciaron una relación. Sin embargo, cuando entró a la Universidad Yale, en Connecticut, en Estados Unidos, descubrió que su novia la estaba traicionando con un hombre.
“Cuando llegaron las vacaciones de Navidad, hice una visita a ella, pero todo estaba diferente. En la mañana de Navidad, yo estaba leyendo don Quijote en el sofá mientras ella hacía sexo con el novio en la otra sala, y me preguntaba en lo que mi vida se había vuelto “, recuerda Rachel.
Cuando regresó a la universidad, Rachel empezó a preguntarse sobre la existencia de Dios en sus clases de filosofía. En su cuarto, ella comenzó a investigar sobre términos religiosos en Internet y encontró informaciones sobre Jesús que confundieron sus estereotipos. “Yo vi cómo Jesús notaba y servía a las personas que yo había dejado de lado”, recuerda.
Un día, Rachel estaba en la habitación de un amigo y se quedó intrigada cuando notó el libro “Cristianismo Puro y Simple”, de CS Lewis. Ella llevó el libro a casa y comenzó a sentirse tocada por el mensaje del autor, sintiéndose arrepentida de la vida que estaba llevando.
A lo largo del semestre, comenzó a preguntarse cómo tratar con su atracción por las mujeres. “Yo sabía que la Biblia era clara: mi deseo estaba fuera de los límites. Pero no entendía el por qué. ¿Cómo el amor y la intimidad pueden ser prohibidos por ese Dios amoroso e íntimo? Así, tuve que aprender mi primera lección de la vida cristiana: debo obedecer antes de entender “, cuenta.
Mientras tanto, Rachel se preguntaba cuando Dios iba a sacar su atracción por las mujeres. “A poco, yo entendí que ‘hacerme infalible’ no era la respuesta. No hay un comando bíblico para ser heterosexual. A través del estudio bíblico, de las conversaciones y de la oración, acabé llegando a una verdad crucial: el sexo no fue algo que Dios descubrió y después incluyó restricciones, pero fue algo que Él creó para bendecir. Cuando sus enseñanzas fueron contra mis instintos, negar mis deseos se convirtió en una forma profunda de decir: ‘Yo confío en ti’.
Al principio de su fe, Rachel tropezó y tuvo un encuentro íntimo con su antigua novia. Mientras se sentía arrepentida de sus errores, Dios trajo a un hombre para su vida. “Nosotros éramos amigos, pero no me sentía atraída por él. Él sabía todo sobre mi pasado “, dijo ella.
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Fuente: Biblia Todo
