Las elecciones de marzo podrían significar el fin de uno de los partidos políticos más establecidos del país, que ha elegido a Merav Michaeli como su nuevo presidente.
Uno de los partidos más conocidos y establecidos del país, que en los últimos años ha sufrido una agitación sin precedentes, celebró sus elecciones primarias con la esperanza de infundir sangre nueva en el envejecido cuerpo político.
El Partido Laborista y sus precursores, que en los años previos al inicio de Israel y durante décadas después de su formación gobernaron el país casi sin ayuda, eligieron el domingo a una nueva presidenta, la legisladora de la Kneset, Merav Michaeli, que promete revivir el movimiento.
“Salvaremos a nuestro Partido Laborista y lo devolveremos al lugar que le corresponde, el centro del escenario”, prometió el domingo Michaeli, quien obtuvo el 77 por ciento de los votos emitidos por sólo el 26 por ciento de los miembros del Partido Laborista. «Devolveremos la verdad a la política».
Los israelíes acudirán a las urnas por cuarta vez en dos años el 23 de marzo.
Después de años de marchitarse en los escaños de la oposición, la decisión del presidente del partido saliente, Amir Peretz, de unirse al gobierno del primer ministro Binyamin Netanyahu en mayo pasado, a pesar de su promesa explícita de lo contrario, puede haber puesto el último clavo en el ataúd del Partido Laborista.
Las últimas encuestas de opinión muestran que los laboristas obtienen menos de los cuatro escaños mínimos requeridos para calificar para ingresar al parlamento.
“Todo lo bueno debe llegar a su fin. Si el partido no sabe cómo reinventarse, está destinado a morir «, dijo a The Media Line Eitan Cabel, uno de los miembros más prominentes del Partido Laborista desde mediados de los 90, que dejó la política el año pasado. «Todavía soy un miembro registrado del partido, pero no voté hoy».
La última vez que el laborismo fue una fuerza significativa en el gobierno fue en la coalición del ex primer ministro Ehud Olmert en 2006. El último primer ministro que salió del partido, que ha producido estadistas como David Ben-Gurion, Yitzhak Rabin y Shimon Peres, fue Ehud Barak en 1999.
Todo lo bueno debe llegar a su fin. Si el partido no sabe reinventarse, está destinado a morir
Sin embargo, algunos exlegisladores laboristas insisten en que se puede salvar al partido, señalando que si bien sus escaños en el parlamento han disminuido, sus votantes todavía están presentes.
«Con el liderazgo adecuado, Azul y Blanco no existiría hoy, sería redundante», dijo a The Media Line un exlegislador laborista que sirvió en la Knesset durante los últimos cinco años, refiriéndose al partido del primer ministro suplente Benny Gantz, que ganó más de 30 escaños en cada uno de los tres ciclos electorales desde abril de 2019.
«Esos son nuestros votantes, que nos dejaron porque nos hemos alejado de nuestra retórica tradicional», continuó el exmiembro de la Knesset, que solicitó el anonimato para hablar con franqueza, denunciando el supuesto giro del partido hacia la izquierda.
“Sionismo, patria, patriotismo, seguridad: una vez que estas palabras de moda dejaron de identificarse con el partido, ese fue el principio del fin. Merav es una política muy talentosa, pero el hecho de que encabece el partido prueba este punto: el laborismo es ahora un partido de nicho; camino a la izquierda. Ya no es un candidato al liderazgo nacional ”, dijo el exlegislador.
Otros en el partido no están de acuerdo.
«Me he sentado al lado de Merav en el parlamento durante más de siete años; sus valores se alinean exactamente con los valores laboristas», dijo a The Media Line Omer Barlev, legislador laborista desde 2013. “Ella no es demasiado liberal en absoluto. No en seguridad, no en economía. Se trata de imágenes. Debido a que es feminista, la gente dice que es demasiado progresista. Disparates.»
La victoria de Michaeli la convierte en la tercera mujer elegida presidenta del partido, después de la reconocida Primera Ministra Golda Meir y, más recientemente, Shelly Yachimovich.
Ella tendrá mucho trabajo por delante.
Con las cuartas elecciones generales en dos años a menos de dos meses de distancia, la nueva líder laborista tendrá que decidir si postularse de forma independiente o una vez más unir fuerzas con otras plataformas de centro izquierda para asegurar que el partido supere el umbral de los cuatro escaños.
El panorama político de Israel incluye una gran cantidad de partidos antiguos y nuevos que prometen derrocar a Netanyahu, quien actualmente enfrenta cargos penales de soborno, fraude y abuso de confianza, después de más de una década en el cargo.
Los retadores de centro izquierda incluyen Yesh Atid, Azul y Blanco de Yair Lapid, el nuevo partido del alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, y varias otras escisiones y organizaciones.
“Obviamente, todas estas divisiones y partidos fracturados no son buenos. Pero veremos en los próximos días si la victoria de Merav puede generar suficiente entusiasmo para ponernos en la cima sin necesidad de otras partes «, dijo Barlev.
“No creo necesariamente que debamos sacrificarnos y fusionarnos con los demás a toda costa. No somos un partido más, tenemos tradición, instituciones, operaciones de campo, una historia ”, agregó.
Después de dos tumultuosos años y una larga historia, el Partido Laborista espera finalmente deshacerse de sus problemas y emprender un nuevo camino.
La votación del domingo, esperan sus cautelosos partidarios, podría ser el primer paso.
Fuente: TheMediaLine- Traducido por UnidosxIsrael
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