La propuesta exige que Israel reclute a decenas de miles de personas de Sri Lanka, China, India, Tailandia y Moldavia mientras las industrias de la construcción y la agricultura luchan contra la escasez de mano de obra.
Según se informa, el gobierno está dispuesto a considerar un plan que buscaría reemplazar a miles de trabajadores palestinos con trabajadores traídos en avión desde el extranjero, mientras el país intenta recuperarse de los impactantes ataques del 7 de octubre.
La ambiciosa propuesta está diseñada para abordar una amenaza percibida a la seguridad al permitir que se siga excluyendo a la mayoría de los palestinos, pero conlleva el riesgo de alimentar nueva ira y desilusión en Cisjordania al eliminar lo que muchos responsables políticos ven como una válvula económica clave que mantiene la motivación para terror bajo control.
Según el plan informado, Israel traería más de 80.000 trabajadores, principalmente de Asia, para empleos en la construcción y la agricultura que normalmente ocupan palestinos.
Israel restringió drásticamente la entrada palestina a Israel después de los ataques de Hamás del 7 de octubre, en los que miles de terroristas de Gaza arrasaron el sur de Israel, masacrando a unas 1.200 personas y tomando 240 rehenes.
Miles de peones extranjeros en el sur de Israel abandonaron el país tras los ataques. Decenas de extranjeros, la mayoría de ellos tailandeses, fueron asesinados o secuestrados durante el ataque, y algunos permanecen como rehenes en Gaza.
La brecha laboral también se ha visto exacerbada por el llamado a la guerra de cientos de miles de israelíes sanos.
Según la emisora pública Kan, la propuesta, creación de un organismo creado para coordinar los ministerios, exige que Israel se encargue de la entrada de 25.500 trabajadores de Sri Lanka, 20.000 de China, 17.000 de la India, 13.000 de Tailandia y 6.000 de Moldavia.
Sin embargo, no está claro si Israel podrá reclutar suficientes trabajadores para cerrar la brecha durante la guerra en curso, a pesar de ofrecer salarios más altos que sus países de origen para el trabajo manual.
Antes del ataque de Hamas y la posterior guerra en Gaza, unos 150.000 palestinos de Cisjordania y otros 18.500 de la Franja de Gaza tenían permisos para ingresar a Israel para trabajar, según la Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT).
Se cree que miles de palestinos más también entran ilegalmente en busca de trabajo, un fenómeno al que Israel había hecho la vista gorda antes de tomar medidas enérgicas en los últimos años por motivos de seguridad.
Se dice que el nuevo plan fue aprobado por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y que el gabinete ministerial de economía lo discutirá en dos semanas, seguido de una votación del gobierno.
Según el informe, el gobierno también tiene la intención de incentivar a los israelíes a trabajar en la construcción y la agricultura, así como promover tecnologías que podrían reducir la cantidad de empleados necesarios en estos campos.
Representantes de los sectores agrícola y de la construcción han presionado al gobierno para que comience a permitir la entrada de palestinos o a reclutar más trabajadores extranjeros, con la construcción prácticamente paralizada y los agricultores quejándose de una escasez masiva.
“Estamos en una situación muy desesperada”, dijo Raúl Sargo, presidente de la Asociación de Constructores de Israel, a un comité de la Knesset el 25 de diciembre. “La industria está completamente paralizada y sólo es productiva en un 30 por ciento. El cincuenta por ciento de los sitios están cerrados y hay un impacto en la economía de Israel y el mercado inmobiliario”.
En una presentación ante el panel, el Ministerio de Agricultura dijo que 10.000 de los 29.900 trabajadores agrícolas tailandeses habían abandonado Israel desde la guerra, aunque más de 3.000 habían regresado. Se estaba impidiendo la entrada a Israel a entre 10.000 y 20.000 trabajadores temporales palestinos más.
Dijo que estaba buscando permisos para 15.000 trabajadores agrícolas extranjeros adicionales, elevando el número a 70.000.
El Ministerio de Vivienda y Construcción dijo a finales de octubre que estaba buscando 20.000 permisos adicionales para trabajadores extranjeros para un total de 50.000 permisos.
A mediados de diciembre, las FDI dijeron que entre 8.000 y 10.000 trabajadores palestinos de Cisjordania pronto podrían regresar a sus trabajos en los asentamientos y empresas israelíes de Cisjordania.
No obstante, el gabinete de seguridad de alto nivel ha postergado la votación de una propuesta para permitir que los trabajadores palestinos ingresen a Israel desde Cisjordania para trabajar. El primer ministro Benjamín Netanyahu, que aparentemente apoyó la medida, no sometió el tema a votación debido a supuestos desacuerdos entre los ministros del gabinete de seguridad, incluidos los partidarios de línea dura de los asentamientos que dicen que hacerlo constituiría una amenaza importante.
Las autoridades israelíes llevan años intentando mantener los permisos laborales para los palestinos, que pueden ganar salarios significativamente más altos en Israel. Sus defensores han señalado el hecho de que los trabajadores autorizados son examinados exhaustivamente por el servicio de seguridad Shin Bet y que los ataques terroristas cometidos por ellos son extremadamente raros. Además, los salarios más altos ayudan a impulsar la tambaleante economía palestina y disminuyen la motivación para los ataques, dicen.
En la reunión del comité del 25 de diciembre, se dijo a los legisladores que el costo de continuar prohibiendo el acceso a los trabajadores palestinos podría ascender a 3.000 millones de NIS (830 millones de dólares) al mes.
“El Estado de Israel debe decidir si recibe ayuda de manos palestinas o no”, declaró el diputado del Likud Eliyahu Revivo, presidente del comité de trabajadores extranjeros. “Mientras no se proporcionen soluciones, el Estado seguirá dependiendo de los trabajadores palestinos. El gobierno se está demorando en este tema”.
Fuente: TheTimesofIsrael- Traducido por UnidosxIsrael
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