Coco Chanel, espía nazi

Nació en una de las familias más humildes de Francia. Y murió como la mujer más rica de Europa. Así era Coco Chanel. La modista más importante de la Historia. La diseñadora que revolucionó la moda femenina. La dama de hierro que creó todo un imperio. Y la modista que consiguió la liberación de la mujer y su incorporación al mundo laboral. 


Juan Vilches (autor de La calle del olvido, finalista del Premio de Novela Fernando Lara 2007 y Te prometo un imperio, Premio de Novela Histórica Ciudad de Cartagena 2013) regresa a esa época que conoce tan bien de los años 30 y 40 con su última novela Largo invierno en París (Ediciones B, 2017), donde narra una historia de amor, drama, lujo y espionaje a caballo entre Madrid y el París ocupado. Para esta novela, Vilches se ha inspirado en la actividad de agente secreta que desempeñó la célebre Coco Chanel, de la que nos habla en este artículo.

Mucho se ha hablado de Coco Chanel como modista y como icono de una época. Pero apenas nada se ha comentado de su lado más oscuro y misterioso: como agente del servicio secreto alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Una faceta que los franceses siempre han tratado de ocultar. La espina aún les duele.

El origen de Coco Chanel no pudo ser más humilde. Su padre era un pobre buhonero, con fama de mujeriego y borrachín, que recorría los pueblos con un viejo carromato. Su madre era una desdichada lavandera analfabeta, dedicada al cuidado de unos críos, que, muy a su pesar, no dejaban de llegar. La niñez de Coco no pudo ser más miserable.Para evadirse de su triste realidad, se refugió en las novelas y en los cementerios. Todas las tardes acudía a un camposanto cercano a su casa y allí jugaba entre las tumbas y hablaba con los muertos. Les llevaba regalos y tenía sus lápidas preferidas, que limpiaba y adornaba con flores. Decía que ellos la querían.

Un día su madre murió. Su padre, en vez de arropar a esos niños huérfanos, se deshizo de ellos de la forma más miserable. Llevó a las tres hijas a un orfanato regido por monjas católicas. Coco tenía 12 años. Su padre prometió volver a por ellas, pero nunca lo hizo. Con los hijos, el padre fue aún más cruel: se los entregó a unos labradores para que trabajaran los campos. Solo eran unos niños.

El final de sus hermanos no pudo ser más trágico: sus dos hermanas se suicidaron antes de cumplir los 30 años; y sus dos hermanos desaparecieron de su vida cuando Coco se cansó de pasarles una pensión, destinada a ocultar su parentesco.

¿Cómo empezó Coco en el mundo de la moda? Después de abandonar el orfanato, y tras desempeñar diversos oficios (dependienta, costurera o corista en un café- cantante), abrió una pequeña sombrerería, gracias al apoyo financiero de uno de sus amantes. Sus creaciones no tardaron en destacar por su simplicidad y belleza. Pero no solo llamaban la atención sus sombreros, sino también la ropa que ella misma llevaba. Era muy cómoda, diseñada por ella misma, a imitación de la moda masculina. A cualquier sitio que fuera, le preguntaban dónde compraba sus vestidos. Y entonces se dijo: si tanta admiración provocan, ¿por qué no me convierto en modista? El éxito fue arrollador. Pronto alcanzó fama mundial.

Coco revolucionó el mundo de la moda. Cuando ella era joven, las esposas no trabajaban. La mujer se había convertido en una especie de objeto decorativo mediante el cual el marido presumía ante los demás de su riqueza y de su poder. Por eso los vestidos eran ostentosos e incómodos. Como colofón final, la mujer tenía que llevar joyas, muchas joyas. Cuantas más, mejor. Vestirse era algo muy complicado, se tardaban horas, y siempre con la ayuda de, al menos, una doncella. Dentro de aquellas incómodas vestimentas, las mujeres no tenían forma humana, no se les veían ni los brazos ni las piernas, y sudaban bajo esos ropajes inmensos, con sus agobiantes armazones y rellenos.


Chanel creó una nueva moda, y, al mismo tiempo, una nueva mujer.
 Eliminó todo ese artificio y diseñó ropa cómoda y sencilla que permitía a la mujer moverse libremente e incluso trabajar. Con esa nueva moda, la mujer pudo tener un empleo, ganar su propio sueldo, y por tanto ser independiente de los hombres. Coco siempre defendió que la mujer tuviera su propio trabajo. Entendía que una mujer, para ser libre, necesitaba gozar de independencia económica, no depender de ningún hombre. Y eso solo lo podía tener si conseguía tener su propia fuente de ingresos, si podía tener su propio trabajo.

Al estallar la guerra entre Alemania y Francia, Coco Chanel despidió a sus cuatro mil empleadas y cerró su taller y todas sus tiendas, salvo la de la rue Cambon de París, pero en ella solo vendía el famoso perfume Chanel número 5. Durante la Ocupación, Chanel siguió viviendo en su suite del Hotel Ritz, rodeada de altos mandos militares alemanes.

La documentación recientemente desclasificada atribuye a Coco Chanel el pertenecer al servicio secreto nazi. Coco era el agente F-7124 del Abwehr (servicio de inteligencia del Ejército alemán), y su nombre en clave era “Westminster”. Al servicio de los alemanes, realizó dos misiones secretas en España.

La primera se llevó a cabo en agosto de 1941. Coco Chanel llegó a Madrid, se hospedó en el Hotel Ritz, y realizó labores de información a favor del Ejército alemán (aún empeñado en aquellas fechas en tomar Gibraltar y cerrar el Estrecho). Esta misión obedecía a una noble causa: el único sobrino de Coco, al que amaba como si fuera su propio hijo (y algún amigo sospechaba que, en realidad, lo era) estaba encerrado en un campo de concentración alemán. Coco pactó con los nazis que si realizaba esta misión, su sobrino sería liberado. Ambas partes cumplieron el acuerdo.

La segunda misión que realizó Coco en Madrid, se desarrolló en Navidades de 1943. A través de la embajada de Inglaterra en Madrid, quería entrar en contacto con su viejo amigo Winston Churchill, y proponerle la firma un armisticio con los alemanes. Las razones que impulsaron a Coco a aceptar esta misión son desconocidas por completo. Quizá temiera que si la guerra continuaba, su sobrino fuera de nuevo movilizado, y acabara herido o muerto. O que París, su amado París, fuera destruido bajo las bombas. O trataba simplemente de recobrar su viejo protagonismo, después de varios años alejada de la alta costura.

Al terminar la guerra, los franceses no perdonaron a Coco su relación con los alemanes, y, tras sufrir depuración, tuvo que exiliarse a Suiza. Allí vivió durante casi diez años. En 1954 volvió a París y abrió de nuevo su taller de alta costura. El rechazo del público, debido a su oscuro pasado, casi acaba con la Casa Chanel. Pero poco a poco recuperó su viejo esplendor, y alcanzó de nuevo la fama mundial.

Trabajadora y luchadora incansable, Coco Chanel murió en 1971, casi con noventa años de edad, preparando su siguiente colección. Sola y sin amigos, en la suite de su amado Hotel Ritz de París. Nunca se casó, nunca tuvo hijos. Renunció a todo por su gran amor: la alta costura.

 

 

Fuente: 20minutos.es

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