El predicador, a pesar del dolor que experimenta por estas pérdidas consecutivas de familiares, anima a las personas a valorar cada momento que pasan junto a sus seres queridos.
Con la voz entrecortada y mucha nostalgia, pero al mismo tiempo con fe y con entendimiento de los propósitos y voluntad de Dios, el pastor Edwin Tábora recuerda los tristes momentos en que su madre, una hermana y una sobrina, fallecieron a causa del coronavirus.
La primera víctima de la enfermedad fue su hermana, Denia Elizabeth Tábora, quien también era pastora evangélica y se dedicaba al servicio de la comunidad liderando una congregación en Copán, Honduras.
Sintiendo los síntomas del covid-19 mientras descansaba en su casa, la pastora Denia Tábora fue trasladada a un hospital en su ciudad, donde horas más tarde perdió la vida.
Ella vivía junto con dos sobrinos, entre ellos la doctora Karen Tábora. Tras el fallecimiento, decidieron hacerle pruebas a la familia para saber si alguien más estaba contagiado.
«Fue un golpe durísimo, ella tenía enfermedades de base y creemos que eso le afectó en gran manera, por lo que de inmediato se hicieron los exámenes todos sus cercanos para confirmar sí habían más contagios», relató Edwin.
Los resultados demostraron que se había infectado la madre del pastor, dos sobrinos, un hermano, su esposa y su hija, además de una joven que ayudaba en la casa con algunas actividades.
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La doctora Karen Tábora fue la siguiente en la lista, cuando de un momento a otro comenzó a oxigenar bajo y a presentar otros problemas de salud relacionados con el coronavirus.
Esto hizo que la trasladaran a un hospital, donde permaneció por unos 4 días. Según las declaraciones del pastor Edwin, la trabajadora de la salud entró en un cuadro de depresión, probablemente provocado por la muerte de la pastora Karen, a quien veía como una madre.
Debido a que su estado de salud empeoraba, se examinó la posibilidad de trasladarla a un nuevo hospital; lamentablemente falleció horas después de llegar al nuevo centro médico.
«Su muerte fue devastante, no había explicación evidente, era una mujer joven, con sueños grandes y estaba a punto de casarse», lamentó el predicador.
La tercera y última víctima de la familia del pastor fue su madre, Marina Paiz, a quien describió como «una mujer fuerte, sabia, firme y prudente».
Al parecer, se habían levantado cadenas de oración a nivel nacional e internacional por la vida y salud de Paiz, pero igualmente falleció. Tabóra reaccionó al suceso asegurando que «el plan de Dios no era conforme a lo que le pedíamos, nos golpeó durísimo su muerte».
Las tres muertes se desarrollaron en un periodo de 16 días, en el departamento de Copán y a causa del covid-19.
El líder evangélico, a pesar de experimentar todo este dolor, concluyó dando un mensaje centrado en el amor y la unidad familiar; que toma más relevancia en la temporada actual.
«También soy pastor y psicoterapeuta, le digo a la población que aprovechemos cada minuto con quienes amamos, la vida es una neblina que un día está y al siguiente desaparece, por eso no hay nada más hermoso que vivir para que nos recuerden, dejar huellas imborrables como lo hicieron ellas (madre, hermana y sobrina) y sobre todo vivir con Cristo en nuestro corazón», dijo el pastor Edwin.
Con mucha nostalgia, con voz entrecortada, pero a la vez con abundante fe y entendimiento por los propósitos de Dios, el pastor evangélico Edwin Tábora recuerda a prácticamente un año de la pandemia https://t.co/CIywhT2DAK
— Diario La Prensa (@DiarioLaPrensa) March 10, 2021
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Fuente: Biblia Todo
