Las décadas de represión, las detenciones y la tortura de los pastores, la demolición de los templos y prohibición de predicar. Nada de esto ha ayudado al gobierno comunista de Cuba para lograr su objetivo de prevenir el crecimiento de la iglesia evangélica en la isla del Caribe.
En la actualidad, el país experimentó una explosión sin precedentes en el número de conversos.
Cientos de miles de cubanos por el abandono de la práctica de la santería – religión común africano en el Caribe – hoy asisten alas iglesias bautistas, presbiterianos y pentecostal, y las comunidades apostólicas. Hay muchos que decidieron abandonar las iglesias católica, que están bajo el control del gobierno.
En los últimos años el gobierno ha intensificado la persecución, la demolición de decenas de templos, alegando que los evangélicos no se les permitió construir. Por lo tanto, los fieles comenzaron a adorar a Dios en los patios de las casas y al aire libre, lo que atrae a más gente.
“Hay un renacimiento en estas iglesias, en varias denominaciones en el país y todos están creciendo no sólo en número de miembros, sino en la capacidad de su liderazgo y la acción social”, dice el pastor Joel Ortega Dopico, presidente de las Iglesias de Cuba (CIC ), en una entrevista con ABC.
Según los expertos consultados por The Associated Press, hay cerca de 40.000 metodistas, 100.000 bautistas y 120.000 miembros de la Asamblea de Dios Pentecostal de más rápido crecimiento del grupo, en el inicio de 1990 fueron sólo 10.000.
El Consejo de Iglesias dice que hay ahora unos 25.000 culto evangélico locales. El año pasado, las iglesias asociadas con el CIC distribuyeron 300.000 Biblias.
A pesar de estas perspectivas de crecimiento, un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos indica que el gobierno cubano continúa reprimiendo la libertad religiosa. La organización Christian Solidarity Worldwide (CSW), con sede en Londres, tiene un récord de 2.380 violaciones de la libertad religiosa en Cuba en 2016, incluyendo 2.000 iglesias que fueron cerradas, y 1.400 casos de confiscación de bienes.
La CSW también denuncia la persecución y el encarcelamiento de los líderes evangélicos. Su portavoz, Kiri Kankhwende, denunció al gobierno de Raúl Castro, tratando de restringir las actividades evangelísticas.
En algunos casos, han recibido el permiso oficial para las actividades que estaban prohibidas, incluidas las campañas de prevención del SIDA, proyectos de agricultura sostenible, energías renovables, distribución de medicamentos, la capacitación de los trabajadores agrícolas y ayuda en casos de desastres.
“Las autoridades cubanas entendieron la necesidad de nuestra presencia. El diálogo con el gobierno todavía continúa, aunque no siempre están de acuerdo “, dice Tito Dorilin, pastor de la Igreja Batista.
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Fuente: Biblia Todo
