¿Se está fraguando un nuevo golpe de Estado en Turquía?

El experto Michael Rubin se hace eco en esta nota para el American Enterprise Institute de los últimos rumores que corren por los mentideros turcos, que dan cumplida cuenta de la muy tensa situación que se vive en el país euroasiático.

(…) la batalla por el control de las Fuerzas Armadas se está recrudeciendo y ya hay una facción en abierto desafío al presidente Recep Tayyip Erdogan. Se dice que Erdogan se está tomando el asunto muy en serio

Provocadores que operan en pro del partido de Erdogan (y que Erdogan apoya y alienta abiertamente) han empezado a hablar de matar a cualquiera que se muestre partidario de un golpe o quizá a personalidades que podrían asumir el poder en un periodo de transición.

(…) un exjefe de la Policía ha especulado con que seguidores de Fethullah Gülen –miles de los cuales han sido purgados, arrestados o desposeídos de sus propiedades– podrían también tratar de asesinar a Erdogan. Se trata de una acusación que rechazan los seguidores de Gülen –han dicho que rechazan la violencia y las acusaciones de que algún alto mando esté involucrado en el intento abortado de golpe–, pero el movimiento tiene varias facciones y muchos miembros con un profundo resentimiento personal debido a los abusos y violaciones que se han producido en las prisiones turcas.

Lo más extraño de los últimos días es que incluso a pesar de que Perincek [un líder opositor] lo desafía abiertamente en Twitter y en sus discursos, Erdogan permanece inusualmente silencioso. O Pericek ha mostrado que el sultán va desnudo o Erdogan planea adoptar medidas que serán mucho más decisivas que las meras palabras o simples arrestos y detenciones.

El atentado registrado en Nochevieja en Estambul ha sido, según el analista turco Murat Yetkin, un punto de inflexión que llevará a profundos cambios en la estrategia antiterrorista de Erdogan.

La imagen después del fracasado intento de golpe del pasado 15 de julio a los ojos de Ankara es que había tres principales fuentes de amenazas terroristas sobre el pueblo y el sistema turcos: la primera era el PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán], la segunda el ISIL [Estado Islámico] y la tercera la red secreta de Fethullah Gülen, el predicador islamista residente en EEUU acusado de intentar llevar a cabo el golpe. Solo dos de ellas eran consideradas amenazas para la propia existencia de Turquía: el PKK y la “Organización Terrorista Fetulista” [FETÖ por sus siglas en turco], que tenían el objetivo y los medios para dividir al pueblo o partes del territorio. El ISIL era visto como una gran amenaza terrorista, pero nada más.

(…)

El último punto de ruptura –y el más serio– en la lucha de Turquía contra el ISIL fue el ataque del 1 de enero contra la discoteca Reina de Estambul, en el que fueron asesinadas 39 personas y otras 65 resultaron heridas. La celebración del Año Nuevo es un grave pecado a ojos del ISIL y demás yihadistas.

El portavoz del Gobierno, Numan Kurtulmus, dijo tras la reunión del Gabinete del día 2 que el último ataque del ISIL fue diferente a los anteriores en varias maneras, en especial porque iba dirigido a dividir a la sociedad, tratando de generar antagonismos sobre la forma de vida de los ciudadanos. El mismo AKP [Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el poder] podría haber puesto de su parte para enfrentar los distintos modos de vida, pero parece que tras el atentado de Estambul ha reconocido la amenaza existencial que supone el ISIL (…) Ahora está meridianamente para el AKP que para el ISIL no hay diferencia entre Erdogan o Putin, Obama o el CHP [principal partido de la oposición] (…), el presidente iraní Hasán Ruhaní o la canciller alemana Angela Merkel: todos ellos son infieles.

Es la pregunta que se formula el analista saudi Turki Aldajil, a pocos días de que el presidente electo ocupe la Casa Blanca. La activa injerencia de Irán en numerosos países de Oriente Medio y la amenaza creciente que ello supone para la estabilidad regional y la seguridad occidental son argumentos de peso que, según el autor, llevarán a la nueva Administración estadounidense a adoptar una posición distinta a la de Obama.

Quizás la declaración más importante realizada por el equipo de Trump tiene que ver con la intención real de establecer una alianza que incluya a los países del Golfo, Egipto y Turquía para limitar la tendencia tiránica de Irán, preparar las circunstancias para acorralar al terrorismo y dar seguridad a los países del Golfo. El proyecto había sido rechazado por el aislacionista presidente Obama. Los planes previstos por Trump para la región servirán a los intereses y la seguridad de los países del Golfo. Puede que suframos las consecuencias del acuerdo con Irán y la expansión del sectarismo en la región más que antes; sin embargo, la diferencia estará en la presencia de un presidente fuerte como Trump, que tiene un equipo gubernamental altamente consciente de las añagazas de Irán, frente a la inacción hacia Irán y el Eje del Mal que ha caracterizado a Obama y a su secretario de Estado, John Kerry.

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Fuente: El Medio

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